Dentro del ámbito de la nutrición, hay una amplia diversidad de concepciones sobre aquellos alimentos que nos hacen engordar y aquello que no nos hacen engordar, algunas basadas en evidencia científica y otras en mitos arraigados.
Cuando nos embarcamos en el desafío de despedirnos de esos kilos de más, sin éxito, a menudo es porque nos falta seleccionar sabiamente nuestros manjares. En este contexto, nos proponemos examinar críticamente algunos de los mitos más difundidos con el fin de proporcionar una perspectiva informada sobre la relación entre la ingesta alimentaria y la regulación del peso corporal.
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Los alimentos precocinados, snacks y dulces son ejemplos de productos poco saludables que solemos evitar cuando buscamos perder peso o mantenernos saludables para no subir de peso.
Estos alimentos no son ideales para una dieta equilibrada debido a su baja calidad nutricional. Sin embargo, hay otros alimentos que parecen saludables, pero pueden contribuir al aumento de peso si se consumen en exceso de manera habitual.
La clave reside en afinar los sentidos y aprender a discernir qué, cuánto y cuándo sumar un alimento a nuestro banquete.
Explorando más allá de los mitos populares, descubrimos una compleja red de verdades científicas y conceptos nutricionales:
- Pan: El pan ha sido vilipendiado en muchos círculos como el villano que causa el aumento de peso. Sin embargo, la verdad es que ningún alimento tiene el poder mágico de engordarnos por sí solo. Es el exceso de calorías, independientemente de su origen, lo que contribuye al aumento de peso. De hecho, estudios respaldan la inclusión del pan en una dieta equilibrada, especialmente si es integral, gracias a su aporte de nutrientes esenciales como carbohidratos, fibra, proteínas y vitaminas.
- Frutas: ¿Es cierto que comer fruta después de la comida engorda? Este es otro mito popular. La realidad es que el contenido calórico de la fruta no cambia según el momento en que se consuma. Sin embargo, comerla antes de la comida principal puede aumentar la sensación de saciedad gracias a su alto contenido de fibra, lo que podría ayudar a controlar la ingesta calórica total.
- Grasas: El debate entre grasas animales y vegetales es recurrente, pero más que una cuestión de origen, se trata de la composición de ácidos grasos. El aceite de oliva virgen, por ejemplo, es aclamado por su perfil nutricional favorable, con altos niveles de ácido oleico que benefician la salud cardiovascular. Sin embargo, no todas las grasas vegetales son igualmente saludables, ya que algunas, como el aceite de coco, pueden ser ricas en grasas saturadas.
- Agua: El elixir de la vida, uno de los mitos más extraños es que beber mucha agua engorda. Sin embargo, el agua no contiene calorías y es esencial para numerosas funciones corporales, incluido el metabolismo adecuado. De hecho, mantenerse bien hidratado puede incluso ayudar en los esfuerzos de pérdida de peso al promover la plenitud y suprimir el apetito.
- Verduras: Las verduras son una parte fundamental de una dieta saludable y equilibrada. Son ricas en vitaminas, minerales, fibra y antioxidantes, lo que las convierte en una excelente opción para mantenernos saludables. Sin embargo, es importante tener en cuenta que algunas preparaciones de verduras, como las cocinadas con exceso de aceite o salsas grasas, pueden aumentar su contenido calórico y contribuir al aumento de peso si se consumen de manera excesiva. Además, si se consumen en grandes cantidades, algunas verduras con alto contenido de almidón, como las papas y el maíz, pueden tener un impacto en el peso. Por lo tanto, aunque las verduras son una opción saludable, es importante consumirlas con moderación y prepararlas de manera saludable para mantener un peso saludable.
- Carnes: son una fuente importante de proteínas y otros nutrientes esenciales para nuestro cuerpo, como hierro y zinc. Sin embargo, algunos tipos de carnes, especialmente las procesadas y las que son altas en grasas saturadas, pueden contribuir al aumento de peso y a problemas de salud si se consumen en exceso. Las carnes procesadas, como salchichas, embutidos y hamburguesas comerciales, suelen contener aditivos y conservantes que no son saludables cuando se consumen regularmente.
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Es hora de dejar atrás los mitos y abrazar una comprensión más informada de nuestro cuerpo y nuestra alimentación. Una dieta equilibrada para no engordar, que combinada con actividad física regular, sigue siendo el enfoque más sólido para mantener un peso saludable y una vida vibrante.
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