Aparte de que el emprendimiento es una acción que no debería recaer en el sexo del individuo para triunfar, no tan sorpresivamente resulta el hecho que definitivamente, al final del día, existe un lado de la moneda que obtiene más beneficios que el otro. Esto, aunque se sigan los mismos procesos de estudio a manos de hombres y mujeres.
UBS, compañía global de servicio financiero, ha realizado un estudio que afirma que los inversores dan preferencia a empresas lideradas por hombres, generando una brecha de género capaz de repercutir económicamente en mercados internacionales. Veámoslo en cifras:
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El estudio lo atribuye a la gran escasez de mujeres en cargo de liderazgo, pues un 86% de las venture capital no cumplen con este requisito, lo cual resulta improbable de cambiar. En lo referente a la desigualdad de género, las vicisitudes que este sesgo presenta son representativos para las mujeres, causa que no sean tan propensas a emprender.
Es destacable el atrevimiento de aquellas que han ido detrás de la materialización de sus ideas de negocios; para ello hace falta perseverancia y valentía. El sector de mipymes en República Dominicana refleja mayoría femenina en sectores específicos, que responden a patrones culturales que de alguna forma han gobernado a las emprendedoras dominicanas.
Lo más complicado para la mayoría de las emprendedoras dominicanas está en hallar los incentivos, que han tenido que enfrentarse a un duro sistema impositivo, específicamente con el anticipo de impuesto sobre la renta, y la dificultad para lograr financiamiento en la banca comercial por desconfianza de ese sector para apostar a aquellos negocios que apenas comienzan.
Las mujeres emprendedoras enfrentan un doble reto: la informalidad de sus negocios y la fractura de su operatividad por la amenaza del covid-19
De acuerdo a un informe emitido por la PNUD, las mujeres dominicanas suelen desempeñarse bajo un esquema de operatividad informal; cerca de un 47.2% operan dentro de su vivienda. Esta situación representa un doble reto para las mujeres: en primer lugar, por tener que realizar en el mismo espacio las labores productivas de sus negocios y las reproductivas correspondientes a tareas domésticas y de cuidados; y, en segundo lugar, por el aumento del riesgo de contagio que supone para ella y su familia continuar con el negocio, especialmente cuando se trata de servicios que impliquen el contacto con otras personas. (pfm/kr)
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