En un sector empresarial cada vez más dinámico, las micro, pequeñas y medianas empresas (MIPYMES) desempeñan un papel fundamental. Sin embargo, a pesar de su relevancia, estas empresas enfrentan desafíos en términos de productividad.
En República Dominicana, las micro, pequeñas y medianas empresas (MIPYMES) no solo son una parte integral del tejido empresarial, sino que también desempeñan un papel crucial en el impulso económico del país. Con casi 1.5 millones de estas empresas, que representan el 98 % del total de empresas en la nación. Además, impulsan el dinamismo y desempeñarán un papel crucial en la preservación de la competitividad en una era de producción global cambiante.
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Las MIPYMES en nuestro país, han generado más de 2 millones de puestos de trabajo, lo que equivale al 54.4 % de la población ocupada en el mercado laboral y su contribución al Producto Interno Bruto (PIB) dominicano es significativa, aportando un impresionante 38.6%.
Categorización de las MIPYMES
Según la Dirección General de Impuestos Internos (DGII), las MIPYMES se dividen en tres categorías basadas en el número de trabajadores y las ventas brutas anuales.
Las microempresas tienen hasta 10 empleados y ventas brutas anuales de hasta 9,118,990.74 pesos, las pequeñas empresas tienen de 11 a 50 trabajadores y ventas brutas anuales de hasta 61,553,187.51 pesos, mientras que las medianas empresas tienen de 51 a 150 trabajadores y ventas brutas anuales de hasta 230,254,516.23 pesos.
A pesar de su relevancia, las MIPYMES exhiben solo la mitad de la productividad promedio de las grandes empresas. Si lograran cerrar esta brecha, se desencadenaría un efecto transformador en términos de productividad, empleo y crecimiento económico. Además, fortalecería la resiliencia de las economías y las empresas frente a un entorno global incierto.
El McKinsey Global Institute (MGI) ha profundizado en el estudio de las MIPYMES para comprender dónde surgen las oportunidades de mejora y cómo cerrar la brecha de productividad con las grandes corporacion. Su más reciente informe, titulado Un microscopio sobre las pequeñas empresas: detectando oportunidades para impulsar la productividad, profundiza en el estudio de las micro, pequeñas y medianas empresas.
En este se ha compilado un conjunto de datos detallados sobre la productividad de las MIPYMES en todos los sectores y subsectores de 16 países con diferentes niveles de ingresos que representan más del 50 % del PIB mundial, siendo el objetivo de este comprender exhaustivamente dónde y por qué surgen las oportunidades de mejora.
● Las micro, pequeñas y medianas empresas constituyen la columna vertebral de las economías. Las MIPYMES representan dos tercios del empleo empresarial en las economías avanzadas (y casi cuatro quintos en las economías emergentes), así como la mitad de todo el valor agregado. También impulsan el dinamismo y desempeñarán un papel importante en la preservación de la competitividad en una era de producción global cambiante.
● Impulsar la productividad de las MIPYME en relación con las grandes empresas podría generar un valor significativo. La productividad de las pequeñas empresas es sólo la mitad que la de las grandes empresas, y menos en las economías emergentes. Elevar a estas empresas al cuartil superior en relación con las grandes empresas equivale al 5 % del PIB en las economías avanzadas y al 10 % en las economías emergentes.
● Para capturar este valor se requiere una vista detallada. La productividad relativa de las MIPYMES y las grandes empresas varía ampliamente según el subsector y el país. Por ejemplo, en prácticamente todos los países, ocho de 24 subsectores generan más del 60 % del valor de reducir la brecha de productividad en el sector manufacturero, pero los principales varían según el país.
● Un tejido económico en el que todos ganen puede mejorar la productividad tanto de las MIPYME como de las grandes empresas. La productividad de las MIPYMES y las grandes empresas avanza a la par en la mayoría de los subsectores, lo que indica efectos indirectos si se crean las condiciones adecuadas. Por ejemplo, las MIPYMES automotrices han adquirido competencia operativa a través de interacciones sistemáticas con fabricantes productivos de equipos originales, y los pequeños desarrolladores de software se han beneficiado de ecosistemas de talento y capital generados por empresas más grandes.
● Todas las partes interesadas tienen un papel que desempeñar en el desarrollo de estrategias granulares de productividad. En los subsectores donde tanto las pequeñas como las grandes empresas están rezagadas, las mejoras en infraestructura y políticas pueden apuntar a ambas. Cuando las MIPYMES luchan, pero las grandes empresas obtienen mejores resultados, ayuda la creación de redes entre ellas. Incluso cuando a las empresas grandes y pequeñas les va bien, fortalecer sus interacciones podría impulsar la productividad.
El papel crucial de las MIPYMES como pilar fundamental en las economías no puede ser subestimado, a pesar de los desafíos persistentes que enfrentan en términos de productividad.
La reducción de la brecha de la productividad de MYPIMES y grandes empresas, no solo representa una oportunidad significativa de crecimiento económico, sino que también representa un impacto directo en el panorama global.
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