Los precios se han disparado en Estados Unidos. La inflación no deja de subir, alcanzando récords y poniendo en apuros la economía de muchos hogares estadounidenses.
Las cifras de marzo son históricas: según los datos publicados este martes por la Oficina de Estadísticas Laborales, la tasa anual alcanzó el 8.5 por ciento, la más alta de los últimos 40 años. Así, se mantiene la tendencia que marcó el inicio de 2022, con un 7.5 por ciento de inflación en enero y un 7.9 por ciento en febrero.
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El precio de la gasolina ha crecido un 18,3% en un mes en EEUU
Dos son los principales protagonistas de este enorme aumento del IPC (Índice de Precios al Consumo): la energía y los alimentos. La guerra de Ucrania ha supuesto un encarecimiento mundial de los combustibles, y EEUU no ha quedado exento del problema.
En general, la energía ha aumentado su precio en un 32 por ciento desde marzo de 2021 para los consumidores estadounidenses, con la gasolina como principal motor de esta alza. En sólo un mes, este combustible es un 18.3 por ciento más caro en Estados Unidos.
A cierta distancia de los bienes energéticos, pero también con registros históricos, los alimentos se han encarecido un 8.8 por ciento. Es el crecimiento del precio de la comida más alto desde mayo de 1981. La vivienda (compra y alquiler), los billetes de avión o los seguros también han subido sus tarifas de forma considerable.
Si reducimos el foco para fijarnos en la inflación mensual, los datos son esclarecedores. El crecimiento global es de un 1.2 por ciento respecto a febrero, que a su vez fijó una tasa muy alta.
De nuevo la energía y los alimentos son los dos actores principales, además de las tarifas aéreas. Tal es así que, si eliminamos de la ecuación la comida y las energías más volátiles, el IPC básico sólo creció un 0.3 por ciento el mes pasado.
La guerra de Ucrania ha agravado una situación que Estados Unidos lleva arrastrando al menos medio año. En octubre de 2021 la tasa de inflación anual superó el 6 por ciento y ya en diciembre, dos meses antes de que estallara la invasión, alcanzó el 7 por ciento.
La pandemia trajo consigo el cierre de numerosas empresas y una bajada de la oferta, a la que posteriormente se unió un aumento enorme de la demanda provocado por la desescalada en las restricciones y las medidas gubernamentales para favorecer el consumo.
El resultado ha sido un aumento acelerado de la inflación cuyo final es imposible atisbar.
Por Borja Santamaría
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