Por: Laura Flores y Vivianne Kieffer
Revista Mercado Women – Marzo 2018
Accede a las historias más relevantes de negocios, bienestar y tecnología. Entérate de nuestros rankings y eventos exclusivos. Suscríbete y recibe en tu correo el mejor contenido de Mercado.
Hasta hace pocos años parecería increíble pensar que una mujer pudiera ocupar posiciones tales como Ministra de Defensa, CEO de una empresa automovilística o incluso entrenadora de un equipo profesional de fútbol, siendo hoy una incipiente pero prometedora realidad. El principal reto: ¿Cómo hacer de estos casos aislados una realidad constante?… Cambiando las reglas del juego. Es común que se considere un logro en materia de inclusión el que una mujer acceda a una posición tradicionalmente ocupada por hombres.
Este logro convierte automáticamente a esta mujer en un modelo a seguir, una “rol model”. Sin embargo, que esta mujer lo haya logrado no significa que las siguientes mujeres tendrán menos obstáculos. Es peligroso considerar que solo por ser “role model” cambiará las reglas del juego y será una “game changer”.
Para ser una “game changer” es necesario que las mujeres piensen en los obstáculos que se han enfrentado para ocupar posiciones de liderazgo y decidan modificarlos. Las “game changers” son mujeres con un potencial incuestionable que han tomado la decisión de no limitar su desarrollo personal a las facilidades del entorno. Estas mujeres, a través de introducir y negociar nuevas condiciones, crean antecedentes que posteriormente se transforman en beneficios para el colectivo. Ejemplos como horarios flexibles después del nacimiento de un hijo, licencias de maternidad y de paternidad son solo algunos de los beneficios que gestaron su origen en la negociación personal de una “game changer”.
En un mercado de trabajo caracterizado por la escasez de talento es cada vez más difícil para las organizaciones hacerse de los recursos humanos necesarios. El no invertir en programas de diversidad reduce la capacidad de las empresas de atraer y retener talento. El sistema actual está diseñado bajo la perspectiva de quienes históricamente han ocupado las posiciones de liderazgo, lo que, de entrada, limita la motivación de las mujeres en ser partícipes de estas organizaciones. He aquí la importancia de que las empresas inviertan en programas que promuevan la equidad de género.
Un estudio publicado el junio del 2017 por Boston Consulting Group titlado “Getting the Most from Your Diversity Dollars” encontró que una de las iniciativas más eficientes en materia de diversidad de género es el incentivar dentro de las organizaciones “role models” o como se ha descrito en este artículo, “game changers”. El impulsar el desarrollo de “game changers” dentro de las empresas implica para esas organizaciones una apertura a ser cuestionadas, a pensar fuera de la caja y a transitar por un periodo de transformación. He ahí la importancia de no tomar esto a la ligera, manejar un proceso formal de cambio de cultura y apoyarse de asesores especializados en el tema.
Dado que algunos de estos cambios generarán resistencia es importante enfatizar que estas transformaciones del ‘status quo’ no son procesos de negociación donde unos ganen y otros pierdan, son más bien intervenciones complejas para llegar a un ambiente y condiciones de trabajo donde se obtenga lo mejor de cada persona. Solo aquellas empresas que generen estas condiciones serán atractivas para el talento y estarán en posibilidad de capitalizar los beneficios que la diversidad trae a la organización.