El éxito profesional no es un camino propiamente, sino más bien una consecuencia de hacer las cosas bien, según lo demuestran los grandes exponentes del mundo de los negocios. La autoconfianza, es la apreciación que tenemos de nuestras capacidades para alcanzar los objetivos que nos hemos trazado y necesita ser trabajada a fondo para que nuestra carrera realmente progrese y, sobre todo, alcancemos un equilibrio emocional que colabore a nuestro posicionamiento en la cumbre.
Aunque podemos llegar a pensar que autoestima y autoconfianza es lo mismo, solo tienen varios puntos en común. La autoestima tiene que ver con todos los ámbitos de la vida en un plano más general de virtudes y defectos, mientras que la autoconfianza se liga de manera directa a nuestras capacidades y habilidades.
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Es necesario recordar las consecuencias inmediatas que tiene la falta de confianza en nosotras mismas. “Puede ser muy limitante, tanto en el ámbito laboral como en el personal. En el ámbito laboral esta baja autoestima puede afectar a la hora de tomar decisiones por miedo a fallar, puede disminuir nuestra capacidad de atención y concentración, bloquearnos en momentos de mayor presión y tener lagunas de memoria e, incluso, generar síntomas relacionados con el estrés o la ansiedad como alteraciones del sueño, insomnio y bajo estado de ánimo”, explica la psicóloga Laura Palomares, directora de Avance Psicólogos, en una entrevista reseñada por Vogue Business. Sin duda, un extenso elenco de inconvenientes que traspasan el ámbito laboral para afectar a todos los niveles de nuestra vida.
Sin duda, una de las consecuencias más habituales de tener niveles bajos de autoconfianza tiene que ver con la pérdida de tiempo a la hora de tomar decisiones y el desgaste mental que ocasiona vivir en esa eterna incertidumbre. “Este es uno de los mayores inconvenientes de la inseguridad en el trabajo. El miedo a fallar o cometer errores hace que no tomemos decisiones o dejemos todo para más tarde. Esto sube enormemente la ansiedad y nos mantiene en la baja valoración personal. Es importante ser conscientes de que detrás del miedo a tomar decisiones está el miedo a ser juzgadas si fallamos. La necesidad de aprobación por parte de las figuras de autoridad o de los demás compañeros, y el miedo a que juzguen nuestras competencias, está detrás de los bloqueos relacionados con la toma de decisiones. En ocasiones, una infancia en la que nos hemos sentido exigidos y juzgados, sin apenas refuerzo positivo, puede influir en esta baja autoestima”, explica Palomares.
Para dar pasos hacia delante es importante entender que el fallo es valioso y que nos permite progresar. Por eso, uno de los primeros pasos para trabajar la autoconfianza es, tal y como explica Palomares, “hablarnos desde la comprensión y sin juzgarnos, tratando de relativizar los errores, en un diálogo interno que desdramatice los fallos de forma objetiva y realista”. Por eso, es importante que en nuestro día a día laboral, y sobre todo cuando se presente el miedo al fallo, establezcamos una especie de diálogo interno. Laura Palomares sugiere poner en práctica pensamientos como estos para establecer un diálogo amable con uno mismo que favorezca la autoestima y no el bloqueo: ‘Efectivamente puedo errar, pero también sería la oportunidad para aprender de ello’/’Soy humana y tengo derecho a cometer errores, de la misma forma que otros compañeros a los que no juzgo por ello’/ ‘En caso de ser juzgada, quizá no sea tan grave sobre todo si yo sé que estoy haciendo esfuerzos’.
Evitar las situaciones del trabajo que se salen de nuestra rutina habitual y que nos provocan inquietud e inseguridad no es precisamente la solución. Para ir perdiendo el miedo poco a poco a esos momentos, Palomares aconseja “exponerse gradualmente para ir cogiendo confianza. Podemos plantear una serie de actividades a lo largo de la jornada semanal que nos enfrenten de menos a más con nuestros miedos, empezando por algo que nos resulte menos complicado como, por ejemplo, contar una iniciativa a un compañero o compañera, para finalmente mostrárselo a una figura de autoridad. Ir contando nuestros errores o dificultades para comprobar que no nos juzgan ni rechazan, hablar también de nuestros logros…”
La inseguridad y falta de confianza en uno mismo también puede llevar a situar el trabajo en una escala de prioridades vitales superior a la que le corresponde, incrementando aún más los problemas de ansiedad y estrés derivados de estos niveles bajos de autoconfianza. “No debemos olvidar que si bien el trabajo puede ser para muchos una pasión, es sobre todo el medio para abastecer nuestra vida personal, que es lo verdaderamente importante. Tener presente esta idea puede ayudarnos a relativizar el trabajo, sin que pierda su importancia, pero sin que se convierta en una preocupación desproporcionada que nos desvíe de lo importante, que es nuestro bienestar”, concluye la experta de Avance Psicólogos.
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