Muy por encima de la estación de esquí, St. Moritz, en los Alpes suizos, donde la realeza y los millonarios descansan para el caviar y el champán, se encuentra la casa de Thomas Flohr. Una propiedad de siete pisos y 35,000 pies cuadrados construida en la ladera de la montaña Suvretta.
Los caprichos del empresario se relucen precisamente en el interior de esta estructura de lujo. Pues, posee un cine, biblioteca, bodega, spa, cancha de squash, sala de billar y una pizzería. Parte de su oficina está acolchada en cuero y un escritorio de cromo y palisandro de mediados del siglo XX que fue utilizada en la cinta de espías británica de 1963 y la segunda de la serie de James Bond titulada From Russia with Love y en la película You Only Live Twice, la quinta entrega de la esta serie.
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En su garaje, se encuentra estacionado un Aston Martin DB5 plateado inmaculado. Uno de los juguetitos predilectos del magnate de los cielos, Thomas Flohr, el empresario que amasó su fortuna siendo el fundador y presidente de VistaJet. Una de las aerolíneas que más rápido ha crecido en el mundo, pero de la que muy poca gente ha oído hablar y con la que muy probablemente solo podamos soñar con poder utilizarla.
Con una flota de más de 130 aviones Bombardier Global y Challenger, todos pintados en plateado con una franja roja a lo largo del fuselaje, VistaJet transporta a lo que Flohr llama “ciudadanos globales” a todos los rincones del mundo. Pues, la aerolínea recorre 187 países.
Los interiores de estos aviones privados están diseñados en cuero y madera pulida, ofrecen catering de Nobu, tienen aletas traseras decoradas con obras de artistas callejeros como Retna y Richard Hambleton y, lo más importante, cobran por horas y ofrecen un servicio de ida, en lugar de que facturar el regreso de un avión vacío a su base de operaciones.
VistaJet, que comenzó con tres aviones, recaudó 200 millones de dólares en agosto de 2017 a una valoración de capital de 2,700 millones de dólares.
Al margen del mundo de los aviones, a este empresario suizo que está en el aire unas 800 horas al año, le apasiona el mundo del motor. Además de ser patrocinador de la Scuderia Ferrari de Fórmula 1, él mismo también es piloto de automovilismo en el campeonato mundial de resistencia de la FIA con el equipo AF Corse, teniendo como compañeros de volante a Francesco Castellacci y al antiguo piloto de F1 Giancarlo Fisichella.
«Es un sitio muy especial»
Aunque para una persona cuya vida está basada en recorrer el mundo de continuo resultaría difícil definir un lugar favorito, Flohr tiene claras dos debilidades: «Las islas griegas son un tesoro. A ver: las más típicas siguen teniendo mucho encanto… ¡pero es que en Grecia hay más de 2000 islas de verdad y unas 200 habitadas! Son una maravilla y cada vez que puedo estoy allí», indica. Su segunda debilidad geográfica y viajera es Mozambique y más concretamente la isla de Benguerra, a unos 14 kilómetros de la costa de esa antigua colonia portuguesa. «Es un sitio muy especial».
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