La Mona Lisa no perdió su enigmática sonrisa mientras un visitante del Louvre, su hogar desde la Revolución Francesa, le lanzaba un tartazo. La protagonista del cuadro de Leonardo da Vinci se sabía intocable, protegida por un cristal. El impacto no le produjo ningún daño, no alteró su mística tranquilidad, aunque desató el escándalo en el museo más famoso del mundo.
El autor del ataque, un hombre disfrazado que accedió en silla de ruedas y con peluca a la sala de los Estados del museo, donde reposa la obra desde 1966, fue rápidamente detenido. Se marchó lanzando consignas en favor de la protección del planeta: «Hay personas que están destruyendo la Tierra. Los artistas, piensen en la Tierra. Por eso lo he hecho. Piensen en el planeta». Sucedió el domingo, con el museo lleno.
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— Lukeee🧃 (@lukeXC2002) May 29, 2022
El Louvre ha interpuesto una demanda contra el hombre. Afirma que «aplicó el procedimiento habitual previsto para personas con movilidad reducida, permitiéndole admirar esta obra mayor del Louvre». El debate sobre la seguridad en los museos está abierto.
La impactante escena, que aparentemente no tendrá consecuencias para la obra, hizo contener la respiración a los responsables del museo, y también a las autoridades francesas. Más allá de su valor artístico, la Mona Lisa es un activo fundamental para la séptima economía del mundo, Francia.
Para contextualizar la importancia de la Gioconda, cabe tener en cuenta que el peso del turismo en el PIB francés era del 8.4% antes de la pandemia, con más de 2.5 millones de puestos de trabajo entre directos e indirectos. En 2019, Francia superó los 90 millones de visitantes extranjeros, una cifra que se ha resentido por el covid-19 pero que el país trabaja para recuperar. Las previsiones para 2023 son muy optimistas en ese sentido.
Uno de los grandes atractivos turísticos de París, y por ende de Francia, es el Louvre. No en vano, es el museo más visitado del mundo. En 2018 alcanzó su récord, recibiendo a 10.2 millones de personas. En 2019 fueron 9.6 millones. El 75% llegaron desde el extranjero, fundamentalmente desde Estados Unidos, China, España, Alemania, Italia y Reino Unido.
Se calcula que la Mona Lisa es la responsable del 80% de las entradas al museo. Dicho de otra forma, ocho de cada diez visitantes van al Louvre para ver la Gioconda. La pintura de Leonardo da Vinci genera una enorme cantidad de dinero en concepto de entradas, merchandising, gastos alrededor del museo… Un óleo sobre tabla de álamo de 77×53 centímetros que constituye una pieza básica para la economía francesa.
Es imposible fijar con exactitud cuál es el valor de la gran obra de Leonardo da Vinci. Algunos estudios lo sitúan en US$190 mil millones. Equivale al 15% del PIB de Francia. De ser ajustado el cálculo, la Gioconda tendría un valor superior al PIB de Perú, Grecia, Hungría, Argelia o Marruecos, y multiplicaría el de República Dominicana, Ecuador, Venezuela, Croacia o Panamá, por citar algunos países de una larga lista.
Como termómetro del valor del cuadro, en el año 2021 se subastó una réplica de Raymond Hekking, conocida como «La falsa Mona Lisa». Fue adjudicada por US$3.5 millones.
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— Lisa (@Lis_grimaldi) May 29, 2022
El Estado francés es el dueño de la obra desde que fue adquirida por el Rey Francisco I por una cantidad de 4 mil escudos de oro, lo que equivaldría a unos US$2 mil. Se desconoce con exactitud si la transacción se produjo en 1517, antes del fallecimiento de Da Vinci, o si fue después, en 1519. La familia real francesa la mantuvo hasta la Revolución, cuando pasó al Louvre.
La Mona Lisa ha mantenido inalterable su enigmática sonrisa pese a que ha vivido diversos ataques y un robo que mantuvo en vilo a todo el país. Estos han sido los incidentes más destacados:
Por otro lado, el estado de conservación de la obra ha sido objeto habitual de polémica. El cuadro tiene una grieta en la cabeza de la protagonista, aunque los expertos creen que no irá a más. El aspecto más criticado es el estado de los colores. La obra está cubierta por barnices, que en aquella época hacían las veces de disolventes para paliar lo opacidad de los colores. Estos han amarilleado con el paso del tiempo, pero los responsables no se atreven a eliminarlos por miedo a dañar la pintura más importante del mundo. (Borja Santamaría)
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