Los grandes yates de lujo son uno de los bienes de consumo favoritos de los superricos. Sobre todo los multimillonarios rusos y árabes compiten por tener la embarcación de este tipo más grande, lujosa y cara. La tradición de los viejos astilleros del norte de Europa renace en el esplendor de cada una de las entregas realizadas a los exigentes clientes. En cuestión de diseño, en paralelo a la industria automovilística, Italia también se destaca por la calidad y finos diseños. A menudo se incluyen jacuzzis, cancha de tenis, sala de cine y terrazas amplias.
El sector se resentía hace una década por el impacto de la crisis económica de 2008, y más recientemente debido a la rápida propagación del nuevo coronavirus. No obstante, se afirma que los astilleros nunca han dejado de recibir pedidos. Por su parte, el sector de las marinas también se ha afianzado como una alternativa vacacional y de inversión segura. Algunos de los fabricantes náuticos reputados y de tradición, que también realizan remodelaciones de barcos antiguos bajo encargo de coleccionistas, han sido absorbidos por empresas de mayor capital.
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Una referencia indiscutible en la industria es el fabricante alemán Lürssen, cuya historia comenzaba en 1875 en el puerto de Bremen. Su fundador, Friedrich Lürssen se convertiría en el fundador de una dinastía naval cuyo sello sería sinónimo de calidad hasta nuestros días. La marca construía en 1958 el primer yate de lujo moderno, el ‘Haley’, de 42 metros de eslora, construido en aluminio y dotado de 4 hélices. Desde la adquisición en 2016 de los icónicos talleres de Hamburgo Blohm+Voss, la empresa ha avanzado en tecnología y seguridad.
En las posiciones 7 a la 5 se ubican el ‘Topaz’, cuyo puerto de registro es George Town (Islas Caimán), el ‘Al Said’, propiedad del sultán de Omán Qabus ibn Said, así como el ‘Dilbar’, propiedad del magnate petrolero ruso Alischer Usmanow. El primero en cuestión le pertenece al jeque árabe Mansour bin Zayed Al Nahyan, dueño del equipo de fútbol británico Manchester City. Los 3 cuentan con impresionantes y lujosas instalaciones para navegar confortablemente. Ensamblados por Lürssen, sus esloras son respectivamente de 147, 155 y 156 metros.
Los lugares 4 al 2 le corresponden al ‘Dubai’, propiedad del jeque Mohammed al-Maktoum y que lo encargó a su gusto Blohm+Voss, así como el ‘Eclipse’, del ruso Roman Abramowitsch, también ensamblado en Hamburgo; y el ‘Fulk Al Salamah’, botado por Marriott Yacht en Italia. El Eclipse se destaca por su piscina de 16 metros de largo que puede ser convertida en una gigantesca pista de baile. Estas embarcaciones, capaces de albergar entre 150 y 300 pasajeros, tienen una medida de eslora de 162, 163 y 164 metros, en ese mismo orden.
Este escalafón de yates lo lidera el ‘Azzam’, el cuál pertenece al presidente de los Emiratos Árabes Unidos, el jeque Chalifa bin Zayed. El barco tiene 180 metros de eslora, siete cubiertas, un helipuerto y una sala de 520 metros cuadrados. Además, el presidente debe temer a los posibles atacantes. Es por eso que el barco tiene su propio sistema de defensa antimisiles. Construido por Lürssen, su precio es de $800 millones de dólares, y su mantenimiento anual ronda los $60 millones de dólares. Cifras solo apta para el bolsillo de unos pocos. (mov)
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