Para entender la grandeza del Museo Hermitage y la importancia de su colección solo hay que remontarse a la época en que se llamaba Palacio de Invierno, la residencia oficial de los zares de Rusia entre 1732 y 1917.
Cuando la emperatriz Catalina la Grande llegó al poder mediante un golpe de Estado en Rusia, una de las primeras cosas que hizo fue establecer su residencia en el recién construido Palacio de Invierno. En 1764, compró una colección de 225 cuadros de pintura holandesa y flamenca en Berlín, y comenzó a decorar el palacio con todo tipo de obras de arte que iba adquiriendo provenientes de Europa Occidental. Los diplomáticos rusos en Europa estaban encargados de comprar todo tipo de objetos, cuadros, joyas, libros, documentos, para llevarlos al Palacio.
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El Hermitage está formado por un complejo de varios edificios a orillas del río Neva, el más importante de los cuales es el Palacio de Invierno. La colección del museo se formó gracias a las piezas de arte que los zares fueron adquiriendo a lo largo de varios siglos.
En el museo se exhiben, actualmente, más de 3 millones de obras de arte: pinturas, esculturas, piezas arqueológicas, objetos de numismática y otras categorías igualmente importantes.
Dicen que recorrer todas las salas supone unos 24 kilómetros, por lo que disfrutar de su espléndida oferta artística será una sabia inversión de tiempo.
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