Seguramente es el cóctel más famoso del mundo, por encima del mojito y la piña colada. El martini está a otro nivel dentro del mundo de la coctelería, y se le considera la copa más elegante dentro de este tipo de bebidas con alcohol.
A decir verdad, no se sabe cuál es el origen exacto de esta bebida alcohólica tan consumida. Hay varias teorías respecto a su nacimiento: Todas relacionan el martini con la ginebra y por esto hay quien cree que nació en Holanda, en el siglo XVI, mezclado con enebro y aguardiente para fines medicinales.
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Los ingleses defienden el nacimiento en su país ligado al nombre del rifle Martini & Henry que usaba el ejército británico. Italia también apoya una teoría propia, defendiendo que el martini surgió de mezclar ginebra con vermouth. La verdad es que este coctel está muy ligado a la cultura italiana. Estados Unidos también reclama la patente, y defiende la historia de un barman apellidado Martini que realizó la misma mezcla que en Italia pero añadiendo unas gotas de naranja.
Otra “leyenda” americana reclama el nacimiento en California, donde a raíz de una apuesta nació el cóctel “Martínez” formado por ginebra, vermouth rojo y una aceituna como adorno. Otra historia recorre la costa oeste de Estados Unidos, pero esta vez en San Francisco, donde otro barman realizaba cócteles con los nombres de sus clientes.
Sea cual sea el origen de este famosísimo cóctel lo que si sabemos es su composición. Lo mejor del martini es que cada uno lo puede tomar como quiera, aunque el clásico es el dry martini, servido en una copa de cóctel y con una aceituna como adorno. Si no es de su preferencia, puede copiar a 007 y pedir un martini con vodka. Aunque eso si, “mezclado, no agitado”.
El agente secreto más famoso del cine, James Bond, popularizó, aún más, este famoso trago, ya que a través de sus películas lo ha solicitado una y otra vez hasta convertirlo un cliché.
Su preparación, en la actualidad, se ha transformado en un clásico en los bares del mundo: vodka en lugar de ginebra, vermouth seco, se cambia el vaso mezclador por la coctelera con hielo y a refrescar la licencia para matar. Sin embargo no siempre fue así. De hecho, lo primero que pidió el personaje ideado por Ian Fleming cuando se topó con un camarero fue un cóctel inventado por él mismo, al que bautizó con el mismo nombre de la protagonista femenina que le acompañaba en la entrega de Casino Royale: Vesper.
El Vesper martini no es un cóctel que existiera antes de que Fleming creara a James Bond y que el escritor recogiera para popularizarlo en las páginas de sus novelas, sino que se trata de una receta que él mismo desarrolló pensando en el espía más famoso de todos los tiempos. Se basa en tres ingredientes.
El primero de ellos es el vodka, del que Fleming no da ninguna indicación salvo que sea destilado a partir de cereal, en lugar de patata. El segundo es la ginebra. Aquí el autor especifica claramente la marca que utiliza: el Gordon’s. Se trata de un ginebra clásico seco que data de 1769 y cuya receta solo conocen doce personas en todo el mundo.
El tercer ingrediente del Vesper martini es el Kina Lillet. Es un licor francés a partir de vino blanco con frutas, especias y quinina peruana (de ahí lo de Kina) que viene elaborándose desde el siglo XIX.
Cuando un dry martini se revuelve, las diferentes densidades de los licores no se mezclan por completo, únicamente baja su temperatura y la bebida es más densa y transparente. Mientras que al agitarlo en un shaker, las densidades se homogenizan, se enfrían uniformemente y el cocktail adquiere un aspecto nebuloso con menos cuerpo
A mediados del siglo XX se puso muy de moda su uso en cocteles de aperitivo debido a tres factores. Por un lado la duquesa de Windsor se encargó de popularizarlo entre la alta sociedad, por otro (y consecuencia de lo primero) el licor pasó a comercializarse en Estados Unidos.
Sin embargo, no solo el martini de 007 se ha convertido en un cóctel famoso dentro del mundo del cine, otras mezclas realizadas con vermouth, como el Gibson o el Manhattan robaron protagonismo a las actrices más veneradas del cine clásico, como Marylin Monroe o Bette Davis. También fue el cóctel favorito de Humphrey Bogart, no solo por su sabor, sino que por el glamour que representaba.
La bebida sería fiel compañera de Bogart durante gran parte de su vida. Mayo Method, la tercera mujer de la estrella, se encargaba de llevar cada día un termo de martinis helados al set de la película Sahara. Al parecer, el protagonista de “El sueño eterno” no se encontraba a gusto si no se tomaba su ración de esta bebida de manera diaria.
El actor Cary Grant, al igual que Humphrey Bogart, el coctel favorito era el Dry Martini, la estrella del cine de esa época, al que rememoramos compartiendo escenas con Katherine Hepburn en “La fiera de mi niña”, o con Audrey Hepburn en “Charada”, acostumbraba a beber dry martini en sus momentos
de ocio.
Una de las frases que quedan en la historia de este trago fue la que realizó William Buckley Jr., un escritor y político norteamericano, quien dijo una vez: “cuando llegue al cielo, le pediría a San Pedro que me lleve a conocer el inventor del dry martini”. (rma)
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