El sector turístico de República Dominicana no solo se recuperó de los embates de la pandemia, sino que se encamina hacia cifras sin precedentes. Según proyecciones del Consejo Mundial de Viajes y Turismo (WTTC), al cierre de 2025, la industria contribuirá con US$21,100 millones al Producto Interno Bruto (PIB), equivalente al 15.8% de la economía nacional. Un crecimiento que refleja una tendencia ascendente que consolida al país como uno de los destinos más dinámicos del Caribe.
Los datos presentados por el WTTC, en colaboración con Oxford Economics, revelan un incremento interanual del 3.3 % en la contribución del turismo para 2025, superando los US$20,500 millones registrados en 2024. Más significativo aún es el avance frente a 2019, año previo a la crisis sanitaria, con un crecimiento acumulado del 22.9 %.
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El dinamismo del sector también se refleja en la generación de empleo. Se estima que, para finales de este año, la industria turística empleará a 892,700 personas, un 1.9 % más que en 2024 y un 11.7 % superior a los niveles prepandemia.
Estas cifras representan el 17.9 % de la fuerza laboral del país, confirmando al turismo como uno de los principales motores de la economía dominicana.
El informe destaca que el gasto de visitantes internacionales alcanzará los US$11,400 millones en 2025, mientras que el turismo local aportará US$4,100 millones, reforzando la importancia de fortalecer tanto la llegada de extranjeros como el consumo interno.
En 2024, el gasto de turistas foráneos fue de US$11,200 millones, un 17.6 % más que en 2019, mientras que el turismo doméstico sumó US$3,900 millones, con un crecimiento del 12.3 % en el mismo período. Estos números evidencian una recuperación vigorosa y una mayor participación del mercado interno en la actividad turística.
Las expectativas a mediano y largo plazo son aún más optimistas. Según el WTTC, para 2035, el sector podría aportar más de US$29,000 millones al PIB, con un crecimiento anual promedio del 3.3 %. En materia laboral, se prevé la creación de 87,000 nuevos empleos, alcanzando un total de 980,000 puestos de trabajo vinculados directa e indirectamente al turismo.
Este escenario consolida a República Dominicana como un referente regional, con una industria capaz de sostener su expansión en un contexto global cada vez más competitivo.
El análisis del WTTC también aborda el desempeño del turismo en el Caribe. En 2024, el sector contribuyó con US$81,400 millones al PIB regional, un 17.6 % del total, superando en un 28 % los niveles de 2019. Para 2025, se espera que la cifra aumente a US$86,000 millones, representando el 18.2 % de la economía caribeña.
En empleo, la industria generará más de 3 millones de plazas, el 16.1% del total regional. República Dominicana, junto a otros destinos como Jamaica y Puerto Rico, lidera esta tendencia, atrayendo inversiones y visitantes con estrategias diversificadas.
Uno de los retos clave para sostener este crecimiento es la diversificación de la oferta turística. Aunque el modelo de «sol y playa» sigue siendo predominante, las autoridades y el sector privado trabajan en impulsar segmentos como turismo histórico, de negocios, religioso y de convenciones.
Santo Domingo, con su patrimonio colonial y su infraestructura hotelera, busca posicionarse como un hub para eventos internacionales. Otras regiones, como Puerto Plata y Barahona, están desarrollando ecoturismo y aventura, aprovechando sus paisajes naturales.
Esta estrategia busca no solo atraer a más visitantes, sino también aumentar su gasto promedio y reducir la estacionalidad, factores clave para un desarrollo sostenible.
Los números no mienten: el turismo dominicano está en su mejor momento. Sin embargo, mantener este ritmo requerirá inversión en infraestructura, capacitación laboral y promoción inteligente. Además, será crucial equilibrar el crecimiento con la sostenibilidad ambiental, evitando la saturación de destinos y preservando los recursos naturales.
Si se mantienen las políticas adecuadas, República Dominicana no solo alcanzará las proyecciones del WTTC, sino que podría superarlas, reafirmando su lugar como uno de los destinos más vibrantes y resilientes del mundo.
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