A pesar de un entorno económico marcado por la incertidumbre, el sector de viajes y turismo demuestra una resiliencia excepcional. Según el último informe del Consejo Mundial de Viajes y Turismo (WTTC), la industria no solo ha superado los niveles prepandemia, sino que está en camino de establecer nuevos récords en contribución económica, empleo y gasto internacional. Sin embargo, este crecimiento no es homogéneo: mientras algunas regiones experimentan un auge sin precedentes, otras economías clave enfrentan un estancamiento que podría prolongarse.
El WTTC proyecta que, este año, el turismo aportará 11.7 mil millones de dólares a la economía global, lo que equivale al 10.3 % del PIB mundial, la cifra más alta registrada hasta la fecha. Este crecimiento se sustenta en un aumento significativo del gasto de los viajeros internacionales, que alcanzará los 2.1 mil millones de dólares, superando en 164 mil millones el récord previo establecido en 2019.
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En cuanto al empleo, la industria generará 14 millones de nuevos puestos de trabajo, elevando el total a 371 millones de empleos en todo el mundo. Para dimensionar este dato, la fuerza laboral del sector superará la población actual de Estados Unidos, consolidándose como uno de los principales motores de ocupación a escala planetaria.
Aunque el panorama general es alentador, el ritmo de recuperación varía considerablemente entre regiones. Estados Unidos, China y Alemania, tradicionalmente potencias turísticas, muestran un desempeño más lento.
En el caso de EE.UU., el gasto de visitantes internacionales aún no logra equipararse a los niveles de 2019, y no se prevé una recuperación total en 2025.
China, por su parte, experimentó un repunte en 2024, superando las cifras prepandemia, pero se enfrenta a una desaceleración este año. Este fenómeno podría estar relacionado con factores económicos internos, como la ralentización de su crecimiento y las restricciones financieras que afectan a la clase media, principal impulsora del turismo emisor.
En contraste, Arabia Saudita emerge como un actor clave en la reconfiguración del mapa turístico global. Con una inversión proyectada de 800 mil millones de dólares para 2030, el país no solo busca diversificar su economía, sino también posicionarse como un destino de lujo y negocios.
Mientras tanto, en Europa, Francia y España —los dos países más visitados del mundo— mantienen su liderazgo gracias a su atractivo cultural, infraestructura consolidada y estrategias de promoción efectivas.
El año pasado sentó las bases para el actual repunte. Según el WTTC, en 2024 el sector contribuyó con 10.9 billones de dólares al PIB global (un 10% del total), registrando un incremento del 8.5 % respecto a 2023 y superando en un 6 % el máximo histórico de 2019.
En materia laboral, se generaron 357 millones de empleos, lo que representa uno de cada diez puestos de trabajo a nivel mundial. El gasto internacional, por su parte, creció casi un 12%, alcanzando 1.87 mil millones de dólares, mientras que el gasto doméstico aumentó un 5.4%, totalizando US $5.3 mil millones. Estos números reflejan no solo la reactivación de los viajes tras la pandemia, sino también un cambio en los patrones de consumo, con una mayor preferencia por experiencias locales y destinos cercanos.
Las proyecciones a largo plazo del WTTC indican que, para 2035, el turismo inyectará 16.5 mil millones de dólares en la economía mundial, equivalente al 11.5% del PIB global. Este avance implicaría una tasa de crecimiento anual del 3.5%, por encima del 2.5% estimado para la economía en general.
El empleo en el sector alcanzaría los 460 millones de personas, es decir, uno de cada ocho trabajadores en el planeta. En cuanto al gasto, se espera que el internacional llegue a 2.9 mil millones de dólares, con un crecimiento anual del 3.4%, mientras que el doméstico ascendería a 7.7 mil millones, con un aumento del 3.3% por año.
Sin embargo, este crecimiento no está exento de retos. El mismo informe del WTTC advierte que, en 2023, las emisiones del sector representaron el 6.5% del total global, un recordatorio de que la expansión turística debe ir acompañada de innovación sostenible. La transición hacia prácticas más ecológicas (desde la aviación hasta la hotelería) será crucial para garantizar que el desarrollo del sector no comprometa los objetivos climáticos.
El turismo global avanza hacia una era de prosperidad, con cifras que superan incluso las expectativas más optimistas. No obstante, la recuperación asimétrica entre regiones y la presión por reducir la huella ambiental plantean interrogantes sobre cómo se gestionará este crecimiento en los próximos años. Mientras economías como Arabia Saudita, Francia y España marcan el ritmo, otros gigantes como EE.UU. y China deberán adaptarse a nuevas realidades para no quedar atrás.
Lo que queda claro es que, más allá de las fluctuaciones económicas, el deseo de viajar sigue siendo una constante en la sociedad moderna. La industria ha demostrado su capacidad de reinventarse; ahora, el desafío es asegurar que su expansión beneficie a todos los actores involucrados, sin dejar de lado la sostenibilidad.
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