El desarrollo del metaverso abre debates sobre distintas esferas. Por ello, y en una época especialmente sensible para Meta, con multas por cuestiones relacionadas con la protección de datos, la big tech ha decido invertir en un estudio externo que garantice la correcta evolución de su gran proyecto. La compañía anunció que destinará más de US$2.5 millones al respaldo de una «investigación independiente» en diferentes universidades e instituciones académicas de siete países de la Unión Europea.
Así, se creará una cátedra que analizará el «desarrollo responsable del metaverso». Estará dirigida por el profesor asociado de Derecho internacional privado y codirector del grupo de investigación GIP-Law Aurelio López-Tarruella.
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En palabras de Meta, el objetivo es estudiar el marco jurídico actual y detectar si «garantiza la protección adecuada de las personas y el apoyo a los emprendedores digitales en la expansión de sus actividades empresariales». Nick Clegg, presidente de Asuntos Globales de la big tech, afirmó que la misión es «asegurarnos de que creamos los entornos en los que los desarrolladores y creadores puedan innovar».
España, Alemania, Francia, Italia, Países Bajos, Suecia y Polonia son los países cuyas instituciones participarán en el proyecto.
Meta creó un programa de investigación para garantizar el desarrollo responsable del metaverso, y que tiene un presupuesto de US$50 millones. Es de aquí de donde partirán los fondos de este estudio a escala europea. La privacidad, la seguridad o las cuestiones laborales derivadas de esta nueva realidad son tres aspectos clave sobre la mesa.
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En su intervención, recogida por la agencia EFE, el exviceprimer ministro británico quiso resaltar la cooperación como un valor clave para el futuro del metaverso, explicando que no tendría sentido que cada compañía lanzase el suyo. De hecho, recordó que aspectos que hoy son parte fundamental de nuestro día a día, como los e-mails son fruto de la casualidad y se terminaron diseñando a través de una red de acuerdos de licencia, estándares de interoperabilidad negociados entre empresas, quizá también con la implicación de algunos organismos públicos de normalización”.
Si algo tiene claro Clegg respecto al metaverso es que “puede, debe y será construido tanto en Europa como en cualquier otro lugar”. En este sentido, en un contexto de recortes de plantillas severos en la mayoría de big techs, Meta planea contratar 10 mil nuevos empleados altamente cualificados en los próximos años. Todo, pese a que la división de la compañía relacionada con el proyecto ha supuesto grandes pérdidas para la corporación recientemente.
En los tres primeros trimestres del año los beneficios netos de Meta han caído un 36 %, quedándose en US$18.547 millones. En este sentido, Clegg reconoció la apuesta por la realidad virtual, pero señaló que el 80 % de la inversión pertenece a negocios y aplicaciones ya existentes y en pleno crecimiento.
Según recoge EFE, pidió cautela, no «pasar del optimismo excesivo al pesimismo excesivo tratándose de una tecnología en pleno desarrollo».
Volviendo al marco legal, la Comisión Europea comparte las preocupaciones de Meta. Por ello, diseña una iniciativa sobre «los mundos virtuales, como el metaverso». Podría ver la luz a mediados de 2023. A la espera del texto, el comisario de Mercado Interior Thierry Breton avisó a navegantes. «No asistiremos a un nuevo Salvaje Oeste ni a nuevos monopolios privados», aseguró.
Borja Santamaría
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