Por Ian King
(Bloomberg) –El director ejecutivo de Intel Corp., Bob Swan, duró casi una hora el jueves pasado hablando sobre una idea que alguna vez habría sido impensable para la compañía de semiconductores más grande del mundo: no fabricar sus propios chips. Las acciones de Intel cayeron hasta 18 % el viernes en la mañana.
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En la actualidad, la tercerización es la norma en la industria de US$400,000 millones, pero durante 50 años Intel ha combinado el diseño de chips con la producción interna. Y hasta hace poco, Intel incluso planeaba producir procesadores para otros.
“En la medida en que necesitemos usar la tecnología de proceso de otros y lo llamemos planes de contingencia, estaremos preparados para hacerlo”, dijo Swan. “Eso nos da muchas más opciones y flexibilidad. Por lo tanto, en caso de que haya un error en el proceso, podemos intentar algo en lugar de hacerlo todo nosotros mismos”.
Esta opción representaría un gran cambio en la industria y sería el fin del mayor diferenciador de Intel, comentó Matt Ramsay, analista de Cowen & Co.
El diseño solo ayuda hasta cierto punto en el rendimiento de los semiconductores. El paso de fabricación es crucial para garantizar que estos componentes puedan almacenar más datos, procesar información más rápido y usar menos energía. La combinación de ambos factores ayudó a Intel a mejorar ambas partes de su operación durante décadas.
Sin embargo, Taiwan Semiconductor Manufacturing Co. ha tenido éxito simplemente enfocándose en la producción y dejando el diseño en manos de otras compañías. Sus fábricas han superado a Intel en términos de capacidades. Y eso ayudó a rivales de Intel como Advanced Micro Devices Inc. a ponerse al día con el rendimiento.
La mejor tecnología actual de Intel, conocida como 10 nanómetros en la industria, estaba programada para 2017 y apenas ahora se está convirtiendo en una producción de alto volumen. Y cuando la compañía informó los resultados el jueves, dijo que la próxima iteración, 7 nanómetros, se retrasaría un año.
“No se necesitaba escuchar nada más”, dijo Stacy Rasgon, analista de Sanford C. Bernstein. “La poca credibilidad que tenían se esfumó”.
Eso hizo que las acciones de Intel cayeran y dejó a Swan solo, defendiéndose en medio de un aluvión de preguntas de analistas frustrados. Todos preguntaron sobre el retraso en la fabricación, sus consecuencias financieras y lo que Intel planea hacer. Las respuestas a veces eran inconexas y vagas.
El plan de respaldo de Intel significa que puede acudir a TSMC para hacer sus chips. Pero eso no será fácil, según Ramsay, de Cowen. Los otros clientes de TSMC, competencia de Intel, probablemente se opondrían a que la compañía taiwanesa priorice los diseños de Intel, dijo.
Además, TSMC probablemente se mostrará reacio a construir una gran capacidad de producción nueva para Intel ante la posibilidad de que la compañía estadounidense vuelva a sus propias fábricas más adelante.
Swan, exdirector financiero que asumió el cargo de director ejecutivo, pronto tendrá que tomar algunas decisiones difíciles. Sus predecesores elogiaron las fábricas de Intel y gastaron miles de millones de dólares al año para mantenerse al día con la última tecnología de fabricación. Tercerizar el proceso podría significar que Intel nunca más recuperaría el ritmo.
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