La órbita de la Tierra se está quedando sin espacio. El número de satélites y sondas espaciales lanzados al espacio en los últimos tres años se ha disparado, provocando un ‘overbooking’ en las inmediaciones de nuestro planeta. Un fenómeno que tiene un principal protagonista: SpaceX. Las misiones y pruebas de la compañía de Elon Musk han provocado que se rozaran los 5 mil satélites orbitando la esfera terrestre el 31 de diciembre de 2021, generando una situación de colapso de la que los astrónomos llevan tiempo alertando y que ha llevado a la empresa a tomar medidas.
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— SpaceX (@SpaceX) September 19, 2022
El espacio exterior sigue atrayendo atención e inversiones. Tal y como demuestran los datos de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OECD) recogidos por Statista, este ‘boom’ viene de la mano de la actividad de SpaceX, con su proyecto de internet satelital Starlink. Un apunte: entre 2020 y 2021, el número de satélites lanzados fue superior al de la década anterior. Así, 4,900 orbitaban el planeta el último día del año pasado. 2,900 pertenecían a Estados Unidos y cerca de 500, a China. Según apunta la OECD, el negocio de la producción de satélites alcanzó los US$271 mil millones en 2020.
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Starlink sigue desarrollándose y en los planes de SpaceX está construir una flota de 12 mil satélites. Cifras que aumentarían el tráfico en la órbita de la Tierra y, probablemente las dificultades para los astrónomos. Los cerca de 3 mil satélites de SpaceX obstaculizan enormemente su labor. El motivo es su intenso brillo, que interfiere en las observaciones de los especialistas.
Tras meses de insistencia, las quejas parecen haber sido finalmente escuchadas. Así, en un documento reciente, SpaceX anunciaba una serie de medidas para que sus satélites no afectan al trabajo de los astrónomos. La solución sería revestir los dispositivos con una capa de materiales plásticos que interfieran en el reflejo que emiten, sin afectar a su conectividad.
SpaceX también estaría estudiando la posibilidad de utilizar materiales distintos para fabricar los satélites, que pasarían de su color blanco actual a un rojo oscuro. Otra opción es programar los satélites para que muevan sus paneles de forma automática cuando estén emitiendo su máximo nivel de luz. Esta medida reduce la energía disponible por el dispositivo, pero la compañía anunció que está dispuesta a ejecutarla.
Lo que parece claro es que el número de satétlites en la órbita de nuestro planeta seguirá aumentando en los próximos años. Habrá tráfico denso en la órbita terrestre.
Por Borja Santamaría, con información de la OECD y Statista.
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