Brasil es el nuevo campo de batalla de 5G

Por pferreras | julio 23, 2020

El estándar de conexión, 20 veces más rápido que 4G, es causa de tirantez geopolítica en el mundo, puesto que Estados Unidos está decidido a cerrarle el paso a China, de modo que no se imponga como nueva proveedora global de tecnología.

Carlos Arturo Guisarre

Brasil está en el centro de la guerra fría por la codiciada subasta para ocupar la nueva frecuencia de telefonía móvil 5G. La disputa enfrenta a las dos naciones más ricas del mundo: Estados Unidos y China. Está en juego un mercado que puede atraer hasta US$34,000 millones en inversiones a un país que tiene más teléfonos móviles que habitantes: hay 225.3 millones de aparatos para 209.5 millones de personas.

En el centro se encuentran la china Huawei y otras empresas que no son estadounidenses, pero que cuentan con la simpatía y, en algunos casos, con la promesa de financiación de la administración de Donald Trump. Es el caso de la sueca Ericsson, la finlandesa Nokia y la surcoreana Samsung, que, al igual que Huawei, son proveedoras de equipos y servicios para empresas de telefonía móvil que actúan en Brasil, como Vivo, Claro, Tim, Oi y Algar. Estas cinco empresas han mostrado interés en participar en la subasta.

La tercera generación de redes móviles, el 3G, llegó a Brasil en 2007. Fue la responsable de popularizar el acceso a la internet móvil, que llega al 95 % de los 5,570 municipios brasileños.

El 4G desembarcó cinco años después. Mejoró el tráfico de datos y multiplicó por 100 la velocidad. Actualmente llega al 75 % de las ciudades. El 5G surge como una mejora de la generación anterior y promete mantenerlo todo conectado a la vez, con una velocidad hasta 20 veces superior que el 4G.

Conceder una nueva frecuencia a los operadores es una cuestión de seguridad nacional y, por lo tanto, los Gobiernos deben tener un cuidado especial. Es la guerra fría del siglo XXI, porque se trata de elegir el estándar tecnológico de datos.

En Brasil se subastarán cinco bloques para 5G. Huawei encuentra restricciones en todo el planeta, después de que el Gobierno de los Estados Unidos impidiese que entrara en su mercado. El argumento fue que la empresa china no puede garantizar la seguridad de sus equipos.

Portavoces de la empresa en varios países niegan las acusaciones. “Son infundadas. Todo el crecimiento que hemos tenido en los últimos diez años demuestra que los gobiernos, los operadores y los socios han tenido mucho interés en evaluar Huawei de manera intensiva”, dice el director de ciberseguridad y soluciones de la empresa en Brasil, Marcelo Ikegami Motta. Con excepción de Estados Unidos, Huawei está presente en todos los países donde hay 5G. Es la empresa más grande del sector y suministra equipos y tecnología para móviles y redes de internet a 170 países.

La semana pasada, el Reino Unido decidió vetar que las compañías de telecomunicaciones contraten los servicios y equipos de Huawei. También determinó que los dispositivos que ya estaban en funcionamiento deberían estar fuera de servicio para 2027. Canadá, Australia, Nueva Zelanda y Grecia tienden a seguir el mismo camino.

El presidente Donald Trump intensificó sus ataques contra Huawei en 2018, cuando una ejecutiva de la compañía, Meng Wanzhou, hija del fundador Ren Zhengfei, fue arrestada en Canadá por violar presuntamente la ley de sanciones de Estados Unidos. Desde entonces, la compañía ha sido acusada de espiar para el Gobierno chino y de robar secretos a la competencia. Por esta razón, los estadounidenses amenazan a los Gobiernos con bloquear los acuerdos de inteligencia si no limitan la participación de Huawei en sus subastas.

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