La congestión vehicular en Los Ángeles es un problema crónico, pero los organizadores de los Juegos Olímpicos de 2028 están decididos a transformar este desafío en una oportunidad para revolucionar el transporte urbano. En un anuncio que fusiona innovación y pragmatismo, el Comité LA28 reveló una alianza estratégica con la empresa Archer Aviation para implementar una flota de taxis aéreos eléctricos durante el evento. Una iniciativa que busca aliviar el tráfico y proyectar a la ciudad como un referente en movilidad sostenible.
El corazón de este proyecto es el Midnight, una aeronave eléctrica de despegue y aterrizaje vertical (eVTOL, por sus siglas en inglés) diseñada para transportar hasta cuatro pasajeros.
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A diferencia de los helicópteros convencionales, este modelo opera con 12 motores independientes que reducen significativamente el ruido y las emisiones, cumpliendo con los estándares ambientales que exige una metrópoli comprometida con la sostenibilidad.
La infraestructura para este servicio consistirá en una red de vertipuertos —estaciones especializadas para eVTOL— ubicadas en puntos estratégicos como el Estadio SoFi, el Memorial Coliseum, el Aeropuerto Internacional de Los Ángeles (LAX) y zonas turísticas como Hollywood y Santa Mónica. Según los planes, los pasajeros podrán realizar trayectos de entre 10 y 20 minutos, evitando horas de congestión en tierra.
La elección de Archer Aviation como socio tecnológico no es casual. La compañía, especializada en movilidad aérea urbana, ha desarrollado un vehículo que combina eficiencia y seguridad, con un diseño optimizado para operaciones frecuentes y cortas distancias. Además, la integración con la plataforma de Uber permitirá a los usuarios solicitar vuelos directamente desde la aplicación, facilitando la accesibilidad y consolidando un ecosistema de transporte multimodal.
Aunque el precio exacto del servicio aún no se ha definido, se estima que será comparable al de un viaje en un vehículo premium de Uber. Este enfoque busca democratizar, en cierta medida, una tecnología que hasta ahora ha sido percibida como exclusiva para sectores de alto poder adquisitivo.
Los taxis aéreos son solo una parte de una estrategia integral para manejar la movilidad durante los Juegos Olímpicos. El Comité LA28 también está evaluando la implementación de un sistema de taxis acuáticos, que aprovecharía las vías fluviales de la ciudad para descongestionar las carreteras. Esta opción, aún en fase de estudio, podría complementar las rutas tradicionales y ofrecer una experiencia única a los visitantes.
Paralelamente, se están reforzando las redes de transporte público, con ampliaciones en las líneas de metro y autobuses, así como la promoción de opciones de micromovilidad, como bicicletas y scooters eléctricos.
El objetivo es claro: reducir al mínimo la dependencia del automóvil particular y garantizar que los asistentes puedan desplazarse de manera rápida, segura y sostenible.
La apuesta por los eVTOL no solo responde a una necesidad logística durante los Juegos, sino que podría sentar las bases para un cambio permanente en la forma en que los angelinos se mueven. Si el piloto resulta exitoso, Los Ángeles podría convertirse en la primera gran ciudad en adoptar este modelo a escala comercial, marcando un precedente para otras urbes con problemas similares de tráfico.
Sin embargo, quedan desafíos por resolver. La regulación de la aviación urbana, la aceptación social y la escalabilidad del servicio son factores que determinarán si esta visión se consolida o queda como un experimento olímpico. Lo que es innegable es que, con esta iniciativa, Los Ángeles 2028 no solo aspira a ser recordado por las hazañas deportivas, sino también por reinventar la movilidad del futuro.
Los Juegos Olímpicos han sido históricamente una plataforma para mostrar avances tecnológicos, desde el cronometraje electrónico hasta las transmisiones en alta definición. En esta ocasión, Los Ángeles lleva la delantera al integrar soluciones de transporte que podrían redefinir la vida urbana.
Mientras el mundo observa, la metrópoli californiana tiene la oportunidad de demostrar que, incluso frente al caos vehicular, la innovación puede abrir nuevos caminos. O, en este caso, nuevos cielos.
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