En los últimos años, América Latina ha dejado de ser solo un mercado emergente para convertirse en un polo de innovación y emprendimiento. Según el Índice Global de Ecosistemas de Startups 2025, elaborado por StartupBlink, la región ha logrado avances significativos, consolidando a países como Brasil, Colombia y Chile como referentes en el desarrollo de empresas tecnológicas.
Este cambio se ha visto impulsado por una serie de factores clave. En primer lugar, los gobiernos de la región han implementado políticas públicas favorables que apoyan la creación y el crecimiento de startups. Estas políticas incluyen incentivos fiscales, programas de aceleración y fondos de inversión que facilitan el acceso a recursos financieros y mentoría para los emprendedores.
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Además, la colaboración entre el sector público y privado ha sido esencial para crear un entorno favorable para las startups. Las alianzas estratégicas y los programas de incubación han permitido a las nuevas empresas acceder a redes de apoyo y recursos que son cruciales para su desarrollo. Esta colaboración ha fomentado la creación de ecosistemas dinámicos y resilientes que pueden adaptarse rápidamente a los cambios del mercado.
Con un puesto 27 a nivel mundial, Brasil reafirma su liderazgo en el ecosistema emprendedor latinoamericano. El gigante sudamericano no solo cuenta con el mayor número de startups en la región, sino que también posee 28 ciudades dentro del top 1,000 global, destacándose São Paulo y Río de Janeiro como los principales hubs de innovación.
La fortaleza brasileña radica en su mercado interno masivo, la participación activa de corporativos en programas de aceleración y una creciente inversión en capital de riesgo. Además, políticas públicas orientadas a la digitalización y el emprendimiento han permitido que el país mantenga su posición como el más atractivo para inversores internacionales.
Colombia es, sin duda, la gran sorpresa del informe. Con un incremento del 22 % en su posición global, escaló al puesto 36, consolidándose como el segundo mejor ecosistema de la región. Bogotá, Medellín y Cali emergen como polos de desarrollo, gracias a una combinación de estrategias públicas proinnovación y alianzas con el sector privado.
El país ha logrado reducir barreras burocráticas, fomentar la inversión en tecnología y posicionarse como un destino clave para emprendedores. Sin embargo, el informe advierte un desafío: aunque sus principales ciudades avanzan, el número total de urbes colombianas en el ranking global ha disminuido desde 2023, lo que exige una mayor descentralización de los esfuerzos.
Tras dos años de retrocesos, Chile asciende al puesto 37, con una tasa de crecimiento del 10,3 %. Santiago, su capital, se mantiene como el epicentro de la innovación, ocupando el lugar 75 entre las mejores ciudades para startups.
No obstante, el informe señala una debilidad clave: el enfoque localista de muchas startups chilenas, que aún no logran escalar con fuerza en mercados internacionales. Para sostener su crecimiento, el país debe impulsar una mentalidad más global entre sus emprendedores y fortalecer su integración con otras economías de la región.
México, aunque retrocedió al puesto 43, sigue siendo un actor clave por su tamaño de mercado y su conexión con Norteamérica. Ciudad de México, Guadalajara y Monterrey concentran la mayor actividad emprendedora, pero varias de estas urbes han perdido posiciones en el ranking global.
El principal reto para el país es elevar su tasa de crecimiento, que en 2025 fue de solo 3%, la más baja entre los cinco principales ecosistemas latinoamericanos. Aun así, su capacidad para atraer capital de riesgo y su diversidad sectorial lo mantienen como un jugador indispensable en la región.
A pesar de su puesto 46 a nivel global, Argentina demuestra que el talento emprendedor puede florecer incluso en contextos económicos adversos. Buenos Aires sigue siendo un núcleo de innovación, con una escena vibrante de startups tecnológicas y fintech.
No obstante, la inflación y la volatilidad monetaria siguen siendo obstáculos. El informe destaca que, si el país logra estabilizar su macroeconomía, su ecosistema podría dar un salto cualitativo en los próximos años.
Uruguay (55): Destaca por su estabilidad y políticas de apoyo a emprendedores.
Perú (60): Aunque aún incipiente, muestra avances en infraestructura digital.
Costa Rica (65): Atrae inversión extranjera gracias a su mano de obra calificada.
Panamá (70): Se consolida como hub logístico y financiero para startups.
Políticas públicas activas: Incentivos fiscales, fondos de capital semilla y marcos regulatorios flexibles.
Colaboración intersectorial: Alianzas entre gobiernos, universidades y empresas para impulsar la innovación.
Inversión en talento: Programas de formación en tecnologías emergentes y emprendimiento.
Conectividad digital: Expansión de infraestructura de internet y adopción de nuevas tecnologías.
Atracción de capital: Mayor participación de fondos de venture capital y ángeles inversores.
Latinoamérica está dejando atrás su imagen de mercado secundario para convertirse en un actor relevante en la economía digital global. Si bien persisten desafíos —como la necesidad de mayor internacionalización y estabilidad macroeconómica—, los avances en los últimos años son innegables.
El futuro dependerá de la capacidad de los gobiernos y el sector privado para mantener el impulso, fomentar la competitividad y seguir atrayendo inversiones. De lograrlo, la región podría consolidarse como una de las grandes protagonistas de la revolución tecnológica en la próxima década.
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