La innovación se ha consolidado como el principal motor de crecimiento económico, competitividad y resiliencia en el siglo XXI. En ese contexto, el Índice Global de Innovación (IGI) 2025, elaborado por la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI), ofrece una radiografía precisa del estado de la innovación en 139 economías, considerando más de 80 indicadores agrupados en siete pilares: instituciones, capital humano e investigación, infraestructura, sofisticación de mercado, sofisticación empresarial, conocimiento y tecnología, y producción creativa.
Este año, el GII confirma el liderazgo de economías avanzadas como Suiza, Suecia, Estados Unidos, Corea del Sur y Singapur, que han consolidado ecosistemas de innovación robustos, eficientes y sostenibles. Estas naciones destacan por su inversión en I+D, infraestructura digital, talento científico y colaboración público-privada.
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Líder por decimoquinto año consecutivo, Suiza destaca por su equilibrio entre insumos y resultados. Su infraestructura tecnológica, sofisticación empresarial y producción creativa son referentes globales. Además, su entorno institucional estable y su protección de propiedad intelectual favorecen la inversión en innovación.
Suecia sobresale en capital humano, sostenibilidad y colaboración internacional. Su modelo educativo y su enfoque en investigación científica la posicionan como una economía altamente innovadora, con fuerte presencia en sectores como energía limpia, biotecnología y diseño industrial.
Con 22 clústeres de innovación, incluyendo Silicon Valley, EE.UU. lidera en capital de riesgo, producción científica y ecosistemas de startups. Su inversión corporativa en I+D y su capacidad para escalar tecnologías emergentes lo consolidan como una potencia global en innovación.
Corea del Sur alcanza su mejor posición histórica. Es líder en gasto empresarial en I+D, patentes y conectividad digital. Su modelo de innovación está centrado en manufactura avanzada, semiconductores y robótica, con fuerte apoyo gubernamental.
Singapur es la economía con más indicadores en el puesto número uno global. Su infraestructura digital, educación técnica y entorno regulatorio eficiente lo convierten en un hub de innovación en Asia. Aunque sus insumos son sobresalientes, aún tiene margen de mejora en resultados creativos.
En 2025, ningún país latinoamericano figura entre los 50 más innovadores del mundo, lo que evidencia una brecha persistente frente a economías líderes como Suiza (1.º), Suecia (2.º) y Estados Unidos (3.º). A pesar de algunos avances, la región enfrenta obstáculos estructurales que limitan la conversión de insumos en resultados tangibles.
Chile se consolida como la economía más innovadora de América Latina. Destaca en matrícula terciaria (5.º global), capitalización bursátil (17.º) y sofisticación de mercado, lo que refleja un entorno favorable para la innovación privada. Sin embargo, su desempeño en resultados de innovación (puesto 63) revela una brecha entre inversión y resultados tangibles
Brasil sobresale en producción científica e inversión privada en I+D, mientras que México mantiene fortalezas en manufactura avanzada y comercio de bienes tecnológicos. Ambos enfrentan desafíos como débil institucionalidad, limitado acceso a financiamiento y baja colaboración academia-industria
La República Dominicana ocupa el puesto 97 a nivel global y el 10.º en América Latina. Aunque aún lejos de los líderes regionales, muestra señales de avance en áreas como instituciones (61.º) e infraestructura (81.º).
América Latina enfrenta una brecha insumo-producto: aunque se invierte en innovación, los resultados no son proporcionales. Esto se refleja en la baja eficiencia del sistema de innovación, especialmente en países como Perú y Bolivia.
Uno de los principales desafíos de la región es la conversión efectiva de insumos en resultados. El siguiente gráfico muestra cómo países como Chile y Brasil logran mejores resultados en relación con sus insumos, mientras que República Dominicana y Perú presentan una baja eficiencia.
Para cerrar la brecha con las economías más innovadoras del mundo, América Latina debe:
El GII 2025 confirma que la innovación es clave para el desarrollo económico sostenible. La región tiene talento, recursos y potencial, pero necesita una visión de largo plazo que integre educación, tecnología, emprendimiento y financiamiento.
República Dominicana, aunque aún rezagada, tiene oportunidades claras de mejora. Si logra consolidar un ecosistema de innovación robusto, podría escalar posiciones en los próximos años y convertirse en un referente regional.
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