En 2025, la inteligencia artificial (IA) sigue dominando la agenda estratégica de las empresas a nivel global. Sin embargo, mientras los líderes empresariales redoblan sus apuestas financieras y tecnológicas, persiste una brecha significativa entre las expectativas y los resultados concretos.
Según datos reveladores, una de cada tres compañías planea invertir más de 25 millones de dólares en IA este año, pero solo una minoría logra traducir estas inversiones en beneficios palpables.
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El último informe AI Radar de Boston Consulting Group (BCG), titulado «Del Potencial al Beneficio: Cerrando la Brecha de Impacto de la IA», ofrece una radiografía detallada de este escenario.
Con encuestas a 1,803 ejecutivos de alto nivel en 19 mercados y 12 industrias, el estudio revela un panorama de contrastes: optimismo generalizado, pero también obstáculos estructurales que frenan el avance hacia una adopción efectiva.
El 75 % de los ejecutivos ubica a la IA entre sus tres prioridades estratégicas principales, una cifra que refleja su relevancia indiscutible. Sin embargo, solo el 25 % afirma haber obtenido un valor significativo de sus iniciativas. Esta disparidad subraya un problema crítico: muchas organizaciones aún no han descubierto cómo materializar el potencial de la IA en ganancias operativas y financieras.
Las empresas que lideran este campo tienen una estrategia clara: concentran más del 80% de sus inversiones en reinventar funciones clave y desarrollar nuevas ofertas, en lugar de limitarse a proyectos puntuales de productividad. Además, establecen métricas rigurosas para evaluar el retorno de la inversión (ROI), algo que el 60 % de las compañías aún no hace.
Otro diferenciador clave es el enfoque. Mientras que las organizaciones avanzadas priorizan un promedio de 3.5 casos de uso específicos, otras dispersan sus esfuerzos en 6.1 iniciativas simultáneas, diluyendo su impacto. Como resultado, los líderes anticipan un ROI 2.1 veces mayor que el de sus competidores.
Una tendencia emergente que está ganando atención es la adopción de agentes autónomos, sistemas de IA capaces de operar con mínima intervención humana. Aunque su implementación aún es incipiente, el 67 % de los ejecutivos ya los considera parte esencial de su transformación digital.
Estos agentes prometen revolucionar procesos al automatizar tareas complejas, desde análisis de datos hasta gestión de sistemas. Su potencial es reconocido por empresas de todas las regiones, lo que sugiere que, en los próximos años, podrían convertirse en un pilar de la eficiencia corporativa.
Contrario a los temores de desplazamiento masivo de empleos, solo el 7 % de los ejecutivos prevé una reducción en su plantilla debido a la automatización. La mayoría (68%) planea mantener su tamaño actual, enfocándose en mejorar la productividad y capacitar a sus equipos para trabajar junto con la IA.
No obstante, aquí surge otro desafío: menos de un tercio de las empresas ha capacitado al menos a un cuarto de su personal en habilidades relacionadas con IA. Aunque esto representa una mejora respecto al año anterior, sigue siendo insuficiente para garantizar una transición fluida.
Un 17 % de los líderes espera que la IA transforme sus equipos mediante la creación de nuevos roles, mientras que un 8% incluso proyecta un aumento en contrataciones. Estos datos refuerzan la idea de que, más que eliminar puestos, la IA está redefiniendo el mercado laboral.
La adopción de IA no está exenta de desafíos. Los ejecutivos identifican tres riesgos principales:
Privacidad y seguridad de datos (66%)
Falta de control sobre las decisiones de IA (48%)
Regulaciones y cumplimiento normativo (44%)
La ciberseguridad es una preocupación especialmente crítica. El 76% de las empresas admite que sus medidas de protección en entornos de IA necesitan mejoras urgentes. A medida que los sistemas autónomos ganan terreno, garantizar su seguridad será un imperativo ineludible.
Las organizaciones que han logrado resultados sobresalientes comparten un enfoque equilibrado, resumido en el marco 10-20-70:
10% en algoritmos (el componente técnico)
20% en datos e infraestructura
70% en transformación de procesos, cultura y talento
Este modelo destaca que el éxito de la IA depende más de factores humanos y organizacionales que de la tecnología en sí. Sin embargo, dos tercios de las empresas enfrentan dificultades en áreas como la reinvención de flujos de trabajo, el cambio cultural y la capacitación de empleados.
El año 2025 marca un punto de inflexión para la IA corporativa. Las empresas ya no experimentan por experimentar; buscan resultados concretos. Sin embargo, el camino hacia el éxito exige más que inversiones millonarias. Requiere estrategias focalizadas, medición rigurosa del impacto y, sobre todo, una fuerza laboral preparada para adaptarse.
Quienes logren alinear tecnología, procesos y personas no solo cerrarán la brecha entre expectativas y realidad, sino que también se posicionarán como líderes indiscutibles en la era de la inteligencia artificial. El resto, corre el riesgo de quedarse atrás en una carrera donde la velocidad de adaptación define al ganador.
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