OpenAI, la empresa detrás del revolucionario ChatGPT, ha logrado una hazaña financiera sin precedentes en el sector de la inteligencia artificial (IA).
Con una nueva inyección de capital de 40,000 millones de dólares liderada por el gigante japonés SoftBank, la empresa ha alcanzado una valoración de 300,000 millones de dólares, situándose entre las firmas no cotizadas más valiosas del mundo, junto a SpaceX de Elon Musk y ByteDance, matriz de TikTok.
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Este acuerdo refuerza la posición de OpenAI como líder indiscutible en IA generativa y marca un punto de inflexión en su modelo de negocio.
La compañía, fundada originalmente como una organización sin fines de lucro, enfrenta presiones para adaptarse a las demandas del mercado sin perder de vista su misión inicial: desarrollar IA segura y beneficiosa para la humanidad.
Según fuentes internacionales, la financiación de OpenAI se realizará en dos tramos. Un primer desembolso inmediato de 10,000 millones de dólares, con SoftBank aportando 7,500 millones y un consorcio de inversores los 2,500 millones restantes, será seguido por una segunda fase de 30,000 millones antes de finales de 2025. Sin embargo, esta última parte está sujeta a una condición crítica: OpenAI debe completar su transición a una estructura corporativa convencional, abandonando su actual estatus sin ánimo de lucro.
Este cambio ha generado tensiones internas, particularmente con cofundadores como Elon Musk, quien ha llevado el caso a los tribunales argumentando que la modificación desvirtuaría el propósito original de la empresa. Musk incluso presentó una oferta de 97,400 millones de dólares para recomprar los activos de OpenAI, pero fue rechazado por el consejo directivo
A pesar de su meteórico crecimiento, OpenAI aún no es rentable. La compañía proyecta triplicar sus ingresos para 2025, alcanzando los $12,700 millones, pero no espera obtener beneficios antes de 2029.
Los costos operativos son abrumadores: miles de millones se destinan anualmente a la adquisición de chips, servidores y centros de datos necesarios para entrenar sus modelos de IA.
Para sostener este ritmo, la empresa ha diversificado sus fuentes de ingresos. Además de las suscripciones a ChatGPT (que ya superan los 500 millones de usuarios semanales), OpenAI ha lanzado planes empresariales premium, incluyendo una versión «Pro» por $200 mensuales que ofrece acceso a sus modelos más avanzados. Asimismo, herramientas como el generador de imágenes integrado en ChatGPT y el sistema de video Sora han impulsado su adopción masiva, aunque la alta demanda ha obligado a restringir temporalmente algunas funciones a usuarios de pago.
En un movimiento estratégico que sorprendió a la industria, OpenAI anunció el desarrollo de un modelo de IA generativa de código abierto, rompiendo con su tradición de mantener sus tecnologías bajo estricto control. Esta decisión parece ser una respuesta directa a la creciente competencia de actores como DeepSeek (China) y Meta, propietaria de Facebook, que han apostado por sistemas abiertos para ganar terreno en el mercado.
El debate entre IA cerrada vs. abierta divide al sector. Los defensores de los modelos propietarios argumentan que garantizan mayor seguridad y control, mientras que los partidarios del código abierto promueven la colaboración global y la adaptabilidad. OpenAI, históricamente alineado con la primera postura, ahora parece buscar un equilibrio para no quedarse atrás.
the chatgpt launch 26 months ago was one of the craziest viral moments i’d ever seen, and we added one million users in five days.
we added one million users in the last hour.
— Sam Altman (@sama) March 31, 2025
Para SoftBank, esta inversión refuerza su compromiso con la IA como «fuerza definitoria del futuro», en palabras de su presidente, Masayoshi Son. El conglomerado japonés, conocido por su agresiva estrategia en startups tecnológicas, ve en OpenAI una oportunidad para posicionarse en la próxima revolución industrial.
El financiamiento inicial se realizará a través de Mizuho Bank y otras instituciones, con la posibilidad de ajustar los montos si OpenAI no cumple con los plazos de reestructuración. En caso de retrasos, SoftBank podría reducir su aporte total de 30,000 a 20,000 millones, obligando a la empresa a buscar nuevos inversionistas
Más allá de las cifras, el ascenso de OpenAI plantea interrogantes sobre el futuro de la IA. ¿Podrá la compañía mantener su equilibrio entre innovación comercial y responsabilidad ética? Sus sistemas ya están transformando industrias como la educación, la creatividad y la investigación científica, pero también enfrentan críticas por posibles sesgos, desinformación y riesgos laborales (como la sustitución de empleos).
Con esta monumental inyección de capital, OpenAI no solo consolida su liderazgo, sino que asume una responsabilidad histórica: demostrar que la IA puede ser tanto poderosa como segura. El mundo observa con expectativa (y algo de escepticismo) si lo logrará.
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