El hidrógeno es el elemento químico más simple que existe y también el más abundante del universo. De hecho, las estrellas, como nuestro Sol, están formadas principalmente de este gas, que también puede tomar estado líquido. En los últimos años, la posibilidad de que se convierta en una alternativa realmente viable y extensible a la producción energética global, ha ido ganando cada vez más fuerza. Pero para que se considere “limpio” o “verde”, el hidrógeno debe ser producido usando energías renovables, evitando así la emisión de gases de efecto invernadero.
En la actualidad, la mayor parte del hidrógeno que se utiliza globalmente se conoce como gris, marrón o negro, según como se es producido a partir del reformado de gas natural, carbón o petróleo. Como consecuencia, al producir este hidrógeno se emite a la atmósfera dióxido de carbono (CO2), principal gas causante de la crisis climática y se estima que su uso es responsable de más del 2 % de las emisiones globales de CO2.
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Producido de forma limpia y con muchos usos, puede ser una solución ecológica para algunas de las industrias más contaminantes, incluyendo el transporte, la producción química y de acero, y la generación de energía
Por otro lado, los científicos más reconocidos del mundo lo han dicho claramente: si queremos evitar los peores impactos del cambio climático debemos encontrar la manera de que las temperaturas globales no sigan subiendo.
De esta manera, el desafío es disminuir esta alza que, actualmente, están 1 grado centígrado por encima de los niveles preindustriales y, según el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés), con solo elevarse otro 0.5 C los efectos podrían ser devastadores.
Es ahí donde entra en juego el hidrógeno verde. No obstante, aunque existen hace muchos años tecnologías que permiten usar el hidrógeno como combustible, hay varios motivos por los cuales hasta ahora solo ha sido usado en ocasiones especiales (como por ejemplo para potenciar las naves espaciales de la NASA).
Uno, es que es considerado peligroso por ser altamente inflamable, por lo que transportarlo y almacenarlo de manera segura es todo un desafío. Pero, el escollo principal tiene que ver con las dificultades para producirlo. En nuestro planeta el hidrógeno solo existe en combinación con otros elementos. Está en el agua, junto con oxígeno, y se combina con el carbono para formar hidrocarburos como el gas, el carbón y el petróleo. Por ende, hay que separar al hidrógeno de las otras moléculas para usarlo como combustible.
Y lograr esto requiere de grandes cantidades de energía, además de ser muy costoso. Sin embargo, ante el panorama existente a nivel global, siete empresas internacionales han desarrollado proyectos de hidrógeno verde y lanzaron la iniciativa Green Hydrogen Catapult (Catapulta Hidrógeno Verde), como parte de la campaña Race to Zero (Carrera a Cero) de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático.
«Goldman Sachs estimó que el mercado del hidrógenos verde superará los US$ 11 billones para 2050»
Esta coalición global formada por el grupo saudita de energía limpia ACWA Power, el desarrollador australiano CWP Renewables, el fabricante chino de turbinas eólicas Envision, los gigantes energéticos europeos Iberdrola y Ørsted, el grupo de gas italiano Snam y el productor de fertilizantes noruego Yara, busca que la industria se multiplique por 50 en los próximos seis años. También apunta a que se reduzca a la mitad el costo actual del hidrógeno renovable, a menos de US$2 por kilogramo.
Un informe publicado a mediados de 2020 por la consultora energética Wood Mackenzie sugiere que van por buen camino: el reporte estima que los costos se reducirán hasta en un 64% en la próxima década. En tanto, el banco de inversiones Goldman Sachs estimó que el mercado del hidrógeno verde superará los US$11 billones para 2050.
En nuestra región, Chile, considerado una de las mecas de la energía solar, fue el primero en presentar una “Estrategia nacional de hidrógeno verde”, en noviembre de 2020. Y también es el único latinoamericano con dos proyectos en desarrollo: HyEx, de la energética francesa Engie y la empresa chilena de servicios mineros Enaex, y Highly Innovative Fuels (HIF), de AME, Enap, Enel Green Power, Porsche y Siemens Energy.
El primero, ubicado en Antofagasta, en el norte de aquel país, utilizará energía solar para potenciar electrolizadores de 1.6GW. En ese sentido, el ministro de Energía chileno, Juan Carlos Jobet, señaló que el país no solo buscar generar hidrógeno verde para cumplir con su objetivo de alcanzar la neutralidad de carbono para 2050, sino que incluso aspira a poder exportar este combustible limpio en el futuro. (REVISTA MERCADO)
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