Tras más de un año de pandemia, las perspectivas de crecimiento de la economía mundial, no sólo toma en cuenta las mejoras económicas de las grandes naciones, sino también los problemas de los países en desarrollo y la situación de las personas más vulnerables, que se vuelve más precaria debido a la elevada pérdida de puestos de trabajo.
Por ello, se necesitan mejores políticas que conduzcan hacia una recuperación de la crisis más resiliente e inclusiva, según refiere el Informe sobre la Situación y perspectivas económicas mundiales de 2021 del Departamento de Asuntos Económicos y Sociales.
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Aquí les señalamos 5 cosas que debes saber sobre el estado actual de la economía mundial, que intenta recuperarse luego de los embates de la crisis generada por la pandemia de covid-19:
Se prevé que la economía mundial crezca un 5.4 % en 2021, lo que marca una revisión al alza de la previsión de crecimiento del 4.7 % de este mismo informe hecha en enero de 2021.
Unas perspectivas de crecimiento más sólidas para China y los Estados Unidos apuntalan la revisión al alza.
La pandemia está lejos de superarse para la mayoría de los países en desarrollo donde la vacunación avanzan lentamente y la presión fiscal se ha visto intensificada.
La marcada disparidad en la cobertura de vacunación entre países y la probabilidad de una pandemia persistente, plantean un grave riesgo para una recuperación económica ya desigual y frágil del mundo.
La pandemia ha empujado a 114,4 millones de personas a la pobreza extrema. Con los riesgos de una pandemia prolongada para muchos países en desarrollo, se prevé que su producción económica no regrese a los niveles anteriores a la pandemia hasta 2022 o 2023.
Las medidas de confinamiento y distanciamiento social han provocado una elevada pérdida de puestos de trabajo en el sector de servicios, que dan empleo de manera predominante a las mujeres.
La pandemia también ha puesto de manifiesto la vulnerabilidad que causa el trabajo informal, la principal fuente de trabajo en muchos países y que ofrece una menor seguridad laboral, protección social y acceso a la sanidad.
Las pérdidas de empleo e ingresos han sido mayores para las mujeres, ya que hubo más mujeres que hombres que tuvieron que dejar su empleo para satisfacer la creciente demanda de trabajo de cuidados no remunerado; 57.8 millones de mujeres y niñas han caído en la pobreza, asestando un duro golpe a los esfuerzos de reducción
de la desigualdad, exacerbando las diferencias de género en ingresos, riqueza y educación.
El comercio de mercancías ya ha superado los niveles anteriores a la pandemia, tras mantenerse a flote gracias a la fuerte demanda de equipos eléctricos y electrónicos, equipos de protección individual (EPI) y otros productos manufacturados.
El intercambio de servicios sigue restringido por las limitaciones a los viajes internacionales. Aun cuando las exportaciones de las economías asiáticas han remontado el vuelo, las de África, Asia oriental y los estados independientes de la Commonwealth se han estancado.
Una recuperación generalizada de los precios internacionales de las materias primas ha ayudado a limitar el impacto económico de la pandemia en los países en desarrollo que dependen de los productos básicos.
A pesar de las inyecciones masivas de liquidez y los costos de endeudamiento históricamente bajos, la inversión global proyectada muestra solo una recuperación moderada en 2021.
Los elevados niveles de deuda y las grandes necesidades de financiación hacen que muchos países en desarrollo sean vulnerables al aumento de las tasas de interés y a un abrupto endurecimiento de las condiciones financieras mundiales.
La crisis generada por la pandemia ha afectado de manera desproporcionada a las mujeres, que han visto cómo sus trabajos e ingresos se han mermado, contribuyendo así a empeorar la brecha de la pobreza de género.
Las mujeres representan la mayoría de los trabajadores de los servicios de salud, de los cuidadores y de los servicios esenciales, lo que las ha colocado a la vanguardia de la lucha contra la pandemia.
Muchas niñas y mujeres, que han llevado el peso del cuidado del hogar sobre sus hombros, han dejado la escuela y el trabajo.
Su regreso a las clases y al mundo laboral puede llevarles más tiempo o puede que no suceda en absoluto en el caso de muchas, lo que agrandará aún más la brecha de género en materia de educación, ingresos y riqueza.
En medio del espacio fiscal limitado y la alta deuda pública, muchos gobiernos de países en desarrollo necesitarán priorizar medidas que ayuden a los grupos de población más afectados por la crisis, especialmente mujeres.
Existe una necesidad urgente para los países de formular políticas mejor dirigidas que cuiden la perspectiva de género y que conduzcan una recuperación de la crisis más resiliente e inclusiva.
A pesar de haber estado en la primera línea de la pandemia, las mujeres no han estado lo suficientemente representadas en los procesos de toma de decisiones y la respuesta que han dado las políticas económicas.
El grave impacto desproporcionado que la pandemia ha tenido sobre las mujeres y las niñas reclama una política bien dirigida y medidas para apoyar a todas ellas, no solo para acelerar la recuperación.
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