Una cita con los ‘forever young’: Cómo los millennials cambian el esquema

Nuevas tecnologías, los cambios en la economía mundial y las tendencias demográficas han modificado la forma de los millennials –los nacidos entre los años 1980 y 2000– de trabajar, ¿pero qué hay sobre su relación con la salud y cómo acceder a ella?

Considerado un grupo importante en la economía mundial, la generación actual, influenciada por las nuevas tecnologías, considera obsoleto un sistema de salud que se enfoca más en el tratamiento que en la prevención. A esto se añade, según diversos reportes, su percepción sobre el esquema de atención, acerca del cual mantienen expectativas que difieren en gran medida de la de sus padres.

Los millennials buscan un sistema de atención médica más simple y conveniente y evitan a toda costa faltar al trabajo por una cita con el médico. De hecho, ellos prefieren, según PWC, recurrir a la telemedicina o realizar consultas de forma digital, antes que agendar una cita y esperar un turno en abarrotadas salas de espera. Esta es precisamente una de las oportunidades que pudieran aprovechar los centros de salud para adaptar o establecer programas centrados en este segmento poblacional.

Aunque no presenta el mismo perfil que los pacientes mayores y envejecientes, la generación actual no define la salud simplemente como la ausencia de enfermedades. Para los millennials, la salud va más allá y abarca aspectos como el bienestar mental y la puesta en práctica de estilos de vida saludables, situando a los ejercicios y a la nutrición en un alto pedestal, aspectos que consideran tan esenciales como que los antibióticos son para curar alguna infección. Incluso, la tecnología se ha convertido en una aliada de este segmento poblacional al momento de utilizar aplicaciones que le permita mantener un control de sus hábitos.

Pero más allá de lo que consideran salud, los millennials se enfrentan a ciertos riesgos propios de su generación. Entre las patologías más frecuentes que padece este grupo demográfico resalta el estrés, por ejemplo. Ya sean desórdenes de ansiedad o depresión, muchos jóvenes en algún momento han experimentado estas condiciones. Además, por otro lado se destacan las altas cifras de accidentes de tránsito, el abuso de sustancias como el alcohol y las drogas, las enfermedades de transmisión sexual y la obesidad.

Tomando en cuenta estos aspectos, mejorar la salud de este grupo demográfico requiere, necesariamente, de programas médicos que apunten a satisfacer sus demandas. Menos tiempo en los centros de salud, costos de atención más bajos, inmediatez en la entrega de resultados, mayor aprovechamiento de la tecnología y programas más especializados en su perfil demográfico se posicionan como los desafíos del sector de cara hacia la generación actual. Mientras la población envejeciente va en aumento, el sistema de salud también debe adaptarse a los nuevos pacientes. (mhm)

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