La pandemia sigue golpeando China, con cinco días batiendo récords de contagios. La Comisión Nacional de Sanidad informó de 40,347 casos detectados el día anterior, de los que 36.525 (un 90.5 %) son asintomáticos, tal y como recoge la agencia EFE. Entre los 3.822 casos sintomáticos, la gran mayoría (3,748) se produjeron por transmisión local dentro de las fronteras del país. Cantón (sureste, 1,347 contagios), Pekín (840) y Chongqing (centro, 238) son las tres zonas más afectadas. Las cifras de contagios son las más altas registradas en China desde que comenzó la covid-19, allá por el inicio de 2020.
En total, más 342 mil personas permanecen aisladas por ser portadores asintomáticos del virus. Los contagiados con síntomas aumentan a 33,129, 104 de ellos en estado grave. La variante ómicron es la gran responsable de este despegue de casos de los últimos meses.
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Además, la alta incidencia se traduce en medidas restrictivas, como parte de la política de «cero covid» que sigue manteniendo el gobierno de China. 1.8 millones de personas permanecen en cuarentena y varias zonas del país están confinadas.
Según las cuentas oficiales, desde el inicio de la pandemia China ha registrado 311,624 contagios, excluyendo asintomáticos. Los fallecimientos ascienden a 5,233.
La severa política de restricciones que mantiene el ejecutivo chino ha comenzado a provocar protestas cada vez más numerosas en distintos puntos del país. El centro de Pekín fue el escenario de una de las más llamativas, uniéndose a otras manifestaciones en Shanghái, Nanjing, Wuhan o en la Universidad de Tsinghua, una de las más importantes del país. En ella se formó el presidente Xi Jinping.
«No queremos PCR ni mascarillas, queremos libertad» era uno de los lemas más repetidos por los cientos de manifestantes en la capital, que también cantaron «La Internacional» e himnos en chino, según recoge EFE.
Las protestas se iniciaron con un homenaje con velas y flores a las víctimas del incendio de Urumqi, capital de Xinjiang. Este suceso, en el que murieron diez personas en un edificio aparentemente confinado, fue la gota que colmó la paciencia de muchos ciudadanos chinos, detonando esta ola de protestas inéditas en el país.
Borja Santamaría.
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