Además de alterar el sistema nervioso y reducir las energías con las que cuenta el organismo durante todo el día, el insomnio hace que las personas que no duermen bien sean más susceptibles de sufrir un ataque cardíaco.
Esto se debe a que con el sueño todo el cuerpo se relaja. Por lo tanto, durante este tiempo, el trabajo cardíaco disminuye y el corazón consigue un nivel de recuperación que le permite afrontar con firmeza el esfuerzo del día siguiente.
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Una investigación realizada por la Universidad Médica de China, en Shenyang, refiere que el insomnio prolongado aumenta la posibilidad de tener un paro cardíaco hasta en un 27%.
Este estudio indica que, ante la dificultad para dormir o mantenerse dormido durante la noche y el subsecuente agotamiento que esto produce, el cuerpo genera la hormona adrenalina, la cual eleva la tensión y obliga al corazón a trabajar más rápido.
Por su parte, la doctora Natalia Rost, neuróloga y jefa de la división de derrames cerebrales del Hospital General de Massachusetts en Boston, subraya que existe una conexión entre el insomnio y el riesgo cardiovascular. Rost afirma que es más probable que un individuo que padece de insomnio sufra un ataque cardíaco o un derrame cerebral, o pueda desarrollar una enfermedad cardíaca.
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