La ciencia continúa en su afán por proporcionar un alivio no adictivo y duradero del dolor crónico. Esto tras descubrir que las proteínas fabricadas en laboratorio para reducir el riesgo de hospitalización por COVID en personas vulnerables e inmunodeprimidas también tiene un efecto alentador para quienes sufren de dolencias causadas por diversas enfermedades.
A medida que avanzaba la pandemia, los anticuerpos monoclonales ganaban protagonismo por ser los responsables de reducir el riesgo de hospitalización a causa del COVID-19, bloqueando la proteína del virus que le permitía adherirse a las células humanas. Ahora, la comunidad científica está estudiando si este tipo de proteínas pueden ser la solución al dolor crónico, una dolencia que afecta considerablemente a la salud física y emocional, así como a la calidad de vida en general.
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Las primeras investigaciones revelan que los anticuerpos monoclonales, utilizados para proteger a las pacientes sensibles del COVID-19, podrían ser un tratamiento eficaz para una variedad de afecciones como lumbalgia, dolor por artrosis, dolor neuropático (como la neuropatía periférica diabética), artritis reumatoide e incluso dolor por cáncer.
Aunque los estudios dan sus primeros pasos, la Food and Drug Administration (FDA) de Estados Unidos, organismo encargado de regular el consumo de fármacos, ha aprobado cuatro anticuerpos monoclonales (mAb) para prevenir y tratar las dolorosas crisis de migraña crónica.
Según reseña National Geographic, en el año 2022, la FDA certificó el uso de un mAb (una inyección de frunevetmab) para tratar el dolor osteoartrítico en gatos, y se está trabajando en fármacos similares para las personas. Por lo cual, está previsto que los ensayos clínicos de otros mAb para el dolor crónico comiencen a finales de 2023.
El catedrático de neurología y director del Centro Integral del Dolor del Centro Médico de Albany (Nueva York), Charles Argoff, afirma que la esperanza es que, a medida que conozcan mejor los mecanismos específicos del dolor, puedan desarrollar anticuerpos monoclonales dirigidos a distintas formas de dolor crónico.
Los anticuerpos monoclonales (mAbs) son proteínas artificiales que actúan como anticuerpos humanos en el sistema inmunitario. La razón por la que estos pueden utilizarse para fines distintos es que cada uno tiene un objetivo específico y se pueden hacer muchas copias de ese anticuerpo en el laboratorio. Por ende, los investigadores creen que pueden diseñar mAbs capaces de unirse a los receptores implicados en la transmisión del dolor, bloqueando así las señales.
Para ello, están utilizando programas de software con fines de diseñar modelos virtuales complejos de proteínas de anticuerpos. Después de identificar proteínas prometedoras, las fabricarán en el laboratorio y las probarán en tejido neural.
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