Quizá ha visto a una persona con formaciones elevadas en su piel y piensa automáticamente que son verrugas, pero es importante que sepa que existe otra condición muy similar y que se le conoce como acrocordones, se tratan de tumores benignos que presentan un color carne o más oscuro y se localizan en las axilas, cuello, párpados y región inguinal.
Estas protuberancias tienden a ser semejantes a las lesiones relacionadas a los cánceres de piel, por tal motivo, es necesario que se dirijan a un centro médico si no se tiene la seguridad de qué es lo que realmente padece.
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En lo que concierne a los factores que desencadenan esta condición, pues no se conocen a ciencia cierta, lo más posible es que estos se manifiesten acorde la persona vaya envejeciendo o de igual forma aparezcan por el roce constante de la piel.
Varias investigaciones que se han realizado han establecido que probablemente la existencia de acrocordones está vinculada a la resistencia a la insulina, precursora de la diabetes de tipo dos, obesidad como agente de predisposición, hipertensión arterial y otras enfermedades.
De acuerdo con Angela Lamb, dermatóloga del Hospital Monte Sinaí de Nueva York, alega que los acrocordones no representan ningún peligro para la salud de la persona, ya que son inofensivos. “Son completamente benignos. No tienen ningún potencial maligno. Pero es bueno que te revisen cualquier cosa que te preocupe, cualquier nuevo crecimiento que sobresalga de la piel”.
“Son más frecuentes en las mujeres embarazadas, por lo que las hormonas podrían influir”, indicó Lamb.
Asimismo, estos crecimientos blandos pueden deberse a factores genéticos, por el hecho de que, si tus padres padecieron acrocordones, hay muchas probabilidades de que también en un futuro los tengas.
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La especialista en dermatología, Lamb, asegura que no es prominente deshacerse de ellos porque estos no afectan negativamente la salud de la persona que los tiene. No obstante, a ciertas personas desean eliminarlos porque no les gusta cómo impactan su aspecto físico, debiéndose más a un criterio estético.
En cambio, la doctora Whitney Bowe, dermatóloga del condado de Westchester, Nueva York, considera que si resulta tan molestoso para el paciente lo mejor es que busque ayuda donde un dermatólogo para suprimirlos.
Uno de los métodos más eficaces es adormecer la zona circundante con una inyección de lidocaína y cortar el papiloma con unas tijeras curvas y afiladas. Después, se trata la herida con una sustancia química que detiene la hemorragia y ayuda a prevenir la infección.
Igualmente, otra técnica es la electrodesecación, que trata de anestesiar el área con lidocaína y luego utilizar un instrumento especial para dirigir una corriente eléctrica al acrocordón, con lo que se destruye el tejido.
Las investigaciones arrojan que más de la mitad de los adultos desarrollarán al menos un acrocordón a lo largo de su vida.
Cabe destacar que existen varios remedios populares que usa la gente para eliminarlos, pero estos no son recomendados por los dermatólogos. Uno de ellos consiste en cortar el suministro de sangre del acrocordón al atar un hilo o hilo dental alrededor de la base, lo que provoca su muerte y caída.
«El problema es que existe un alto riesgo de infección, debido a que los gérmenes suelen infiltrarse en la herida una vez que se desprenda», enfatiza Bowe.
