Muchas economías del mundo atacan la inflación aumentando los tipos de interés. También Europa, que quiere ir más allá. El Banco Central Europeo (BCE) propone subir los salarios. Una medida serviría para cumplir dos objetivos. El primero, compensar el aumento de precios general que vive el continente y el mundo. El segundo, reducir el riesgo de impagos de hipotecas.
El contexto general presenta algunas preocupaciones macroeconómicas fundamentales. Los precios no dejan de subir, y según las estimaciones del Fondo Monetario Internacional, el problema se mantendrá, al menos, durante todo el 2022. La inflación en los combustibles tira del resto de productos, especialmente alimentos y materias primas, haciendo que el dinero en el bolsillo de los ciudadanos tenga cada vez menos valor.
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Además, las condiciones de financiación se endurecen. Son muchos los gobiernos y bancos centrales que han decidido aumentar el precio del dinero para disuadir a los ciudadanos de pedir créditos, reduciendo así el consumo, con el objetivo final de controlar los precios.
Esta medida, sin embargo, afecta a la capacidad de los ciudadanos con hipotecas variables de hacer frente a sus compromisos. Por tanto, aumenta el riesgo de morosidad.
Ante este panorama, el «análisis integral de la coyuntura económica» presentado por el BCE tiene una reflexión clara. «El aumento de la inflación puede reducir el poder adquisitivo de los hogares, a menos que los sueldos se recuperen lo suficiente«. La zona euro ha registrado un incremento salarial del 2.81%, su récord en 13 años. Sin embargo, no parece bastante. La previsión de inflación para 2022 en el territorio se sitúa en el 6.8%.
«Los ingresos reales de los hogares podrían sufrir si los salarios nominales no compensan los aumentos de precios”, reconoce el BCE. «Una caída de la renta disponible podría conducir a un menor consumo a medida que las familias intentan hacer frente a sus deudas«.
No sólo eso. «En un entorno de deterioro de los ingresos y de tipos de interés más altos, la capacidad de hacer frente a las hipotecas y otro tipo de préstamos de los hogares podría verse en riesgo». Por ello, recomiendan las hipotecas de tipo fijo.
El BCE se marca como objetivo a medio plazo estabilizar la inflación en un 2%. Un objetivo muy ambicioso teniendo en cuenta las expectativas más cercanas. Por otro lado, existen previsiones que apuntan a una subida histórica de salarios en Europa en los próximos dos años, en torno al 3.5%. Está por ver si la receta salarial del BCE se traslada al resto de economías. (Borja Santamaría)
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