«En caso de estar incapacitado, o, en una situación lamentable y extrema, perdiera la vida, la Constitución de Estados Unidos cuenta con la enmienda 25, que específicamente dice que por orden de sucesión, le correspondería al vicepresidente, Mike Pence en este caso, asumir el cargo. Si este también estuviera imposibilitado, le pasaría el poder a la presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi», explicó Contreras.
Pence y su esposa fueron de los primeros funcionarios cercanos a la Oficina Oval que se sometieron a un test del coronavirus. Ambos dieron negativo.
«Las alarmas se encienden, porque ahora quien debe cuidarse más, además de Trump, es el vicepresidente Mike Pence», dijo la investigadora.
Una oportunidad para empatizar
Para un presidente que ha desestimado los efectos del COVID-19, resulta irónico ser contagiado por la enfermedad. La directora de Salud Pública y Medioambiente de la Organización Mundial de la Salud (OMS), la española María Neira, resaltó esta «ironía» y confió en que esta circunstancia le haga empatizar más con las víctimas y consecuencias de la pandemia.
«Probablemente, a nivel más humano y personal, la parte de empatía por los pacientes o por cómo se siga el proceso, seguramente le afectará, sobre todo, si su entorno ha sido también contagiado», señaló.