El escenario político-electoral de Brasil está listo para que el presidente Jair Bolsonaro se mida frente a Luiz Inácio Lula da Silva en las próximas elecciones.
Los ojos de la región se encuentran fijados en el desarrollo de la campaña presidencial y el resultado de la primera vuelta en un escenario donde se perfila un eventual triunfo de la izquierda para retomar el control que perdió en 2018 cuando Fernando Haddad, del Partido de los Trabajadores (PT), perdió la elección frente al ultraconservador Jair Bolsonaro, del Partido Social Liberal.
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El destino de 212.6 millones de brasileños se definirá entre dos viejos lobos de mar y rivales políticos cuyas ideologías se encuentran completamente alejadas dentro del espectro político y económico.
Bolsonaro, ex miembro de las fuerzas armadas, comenzó su carrera política como concejal de Río de Janeiro en la década de los 80; posteriormente fue diputado durante más de 20 años, tiempo en el que transitó del Partido Demócrata Cristiano, pasando por el Partido Social Cristiano hasta llegar al Partido Social Liberal, con el que se hizo con la presidencia del país.
Polémico y políticamente incorrecto, Bolsonaro se ha posicionado a favor de la pena de muerte, ha defendido el periodo de la dictadura militar de 1964 encabezada por Humberto de Alencar Castelo Branco -aunque aclara que no optaría por instaurar un régimen similar- y se declara abiertamente en contra de la homosexualidad.
Durante la anterior campaña presidencial, se revivió la declaración de Bolsonaro contra la diputada Maria do Rosário cuando le dijo «no te voy a violar porque no te lo mereces». En otro episodio polémico, Bolsonaro aseguró que sus hijos no saldrían con una mujer de color y que él no tendría un hijo gay porque han recibido una buena educación.
Tampoco se puede pasar por alto el apuñalamiento del que fue sujeto durante la campaña. En una gira por la ciudad Juiz de Fora, el entonces candidato fue herido de gravedad por un hombre al propinarle una «estocada en el abdomen», de acuerdo con declaraciones de su hijo, Flavio.
Ya como presidente, Bolsonaro ha sido criticado por sus cuestionamientos sobre la efectividad de las vacunas contra el covid-19, ha criticado el sistema electoral y ha sido acusado por el Senado de su país por crímenes contra la humanidad, entre otras declaraciones.
Igual de polémico que su rival, Lula da Silva es un viejo conocido por los brasileños y la izquierda latinoamericana. Previo a conquistar la presidencia de Brasil, da Silva presidió el sindicato de obreros metalúrgicos, fue un duro crítico de la dictadura militar del 64 y posteriormente fundador del Partido de los Trabajadores.
A da Silva le tomó tres intentos llegar a la presidencia de Brasil. Previamente, Lula fue diputado (1987-1991) y ministro durante la presidencia de su correligionaria Dilma Rousseff.
Una vez en el poder, implementó una serie de políticas económicas y políticas que le valieron el reconocimiento nacional e internacional, pues de acuerdo con datos del Banco Mundial, el Producto Interno Bruto del país registró uno de los mayores incrementos de su historia, con un total de 32.62 %. La inflación se mantuvo en rangos aceptables y su agenda en términos de política social fue poco a poco aprobada por el Poder Legislativo.
La administración de Lula no estuvo exenta de controversias. El caso más emblemático fue la operación Lava Jato, conocida mundialmente como la operación Petrobras.
En lo político y económico, Petrobras sacudió los cimientos de Brasil y su clase política. La investigación de la Policía Federal descubrió un largo entramado de lavadao de dinero a través de lavanderías y autolavados que involucró a Paulo Roberto Costa, exdirector de Petrobras. Durante las investigaciones, Lula fue detenido, al igual que Rousseff.
Los tentáculos de esta red de corrupción también expusieron el caso Odebrecht, considerado por las autoridades brasileñas como el mayo caso de corrupción en la historia moderna.
En 2018, da Silva fue condenado a prisión por corrupción, sin embargo, 19 meses después fue puesto en libertad debido a una decisión del Tribunal Supremo brasileño debido a una jurisprudencia.
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En las encuestas, la carrera por la presidencia la disputan Lula y Bolsonaro. De acuerdo con Statista, que presenta un conjunto de encuestas que miden la intención del voto para las próximas elecciones en Brasil, el candidato del PT mantiene una ventaja sobre su rival Bolsonaro. Da Silva se ubica con el 44 % de las preferencias, seguido de Jair Bolsonaro con el 37 %.
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Gabriel Rico Albarrán
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