ACTUALMENTE SIN DISTINCIÓN de país un cambio de gobierno implica enfrentarse a una economía local y mundial compleja, y el presidente electo Joe Biden no es la excepción de la regla. Por suerte, ya dio el paso al frente por la recuperación económica anunciando un nuevo paquete multimillonario de estímulos fiscales.
“No hay tiempo que perder, tenemos que actuar y actuar ahora”, argumentó Biden, al develar los planes económicos que entrarán en vigencia el próximo 20 de enero. Su estrategia gira en torno a 3 ejes principales que detalló para la prensa.
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Su propuesta fiscal ha llegado a ser catalogada como la más ambiciosa, luego de ofrecer un estímulo fiscal de US$ 1.9 billones de dólares. El proyecto prevé aumentar el salario mínimo federal a US$15 por hora y estipula US$350,000 millones en fondos de emergencia para gobiernos estatales y locales.
Por supuesto, esta propuesta aún necesita pasar por la aprobación del Congreso, donde se puede prever una dura batalla legislativa por la igualdad existente entre el partido demócrata y sus contrarios. “Si es aprobado, EE.UU. habrá gastado más del 20% de su PIB en estímulo, frente al 6% empleado durante la Gran Recesión (2008-10)”, apuntó Josh Lipsky, del centro de estudios Atlantic Council.
Esta propuesta representa un riesgo de crecimiento del déficit federal que ya venía en aumento por las decisiones de Trump, y que siguiendo la tradición republicana fue causado por la reducción de impuestos y disminución de la regulación federal.
El futuro presidente Biden contará con el respaldo monetario desde la Reserva Federal (FED, Banco Central). Las últimas previsiones de la FED apuntan a un crecimiento económico en 2021 del 4.2%, después de la caída del 2.4% registrada el pasado año.
El banco central estadounidense mantiene los intereses de referencia en torno al 0% desde marzo, cuando llevó a cabo un recorte abrupto del precio del dinero ante la llegada de la pandemia del coronavirus al país.
Descartó, asimismo, riesgo en el futuro próximo de elevadas presiones inflacionarias, actualmente por debajo del objetivo anual del 2%.
“Hay bastante margen en el mercado laboral y es improbable que las presiones sobre los salarios vayan a alcanzar un nivel que podría crear y respaldar un inflación elevada”, indicó Powell.
La llegada del virus en EEUU trajo consigo una serie de medias que dispararon la tasa de desempleo hasta un 14,7% en abril, una cifra que no se había visto desde hace 50 años, frente al 3,5% registrado en febrero (previo a la pandemia).
Desde entonces, se ha ido reduciendo hasta el 6.7% con el que cerró diciembre, pero aún hay millones de estadounidenses que han perdido su empleo.
El gobierno federal ya en el pasado lanzó dos paquetes de rescate, uno de US$2.2 billones en marzo del 2020, y otro de US$900,000 millones en diciembre, que sin embargo se han mostrado insuficientes ante la magnitud de la crisis desatada por el coronavirus.
En plena tercera ola, Estados Unidos registra más de 3,000 muertes diarias desde el arranque del año, y aunque el plan de vacunación ya lleva semanas en marcha, las perspectivas siguen siendo sombrías en un país de más de 300 millones de personas.
Por ello, la propuesta de Biden incluye también enormes recursos para acelerar la vacunación. Su meta: 100 millones de personas vacunadas en sus primeros 100 días de gestión.
Por la suma de estas metas es que se considera un inicio de gestión algo ambicioso, la clave estará en cuanto apoyo recibirá por parte del Congreso y su gabinete.