LA VERDAD ES QUE MAHARAJÁ NO ES UN TÉRMINO muy común en occidente, salvo honrosas excepciones.
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Se suele remitir a los relatos de “Las mil y una noches, con poderosos reyes rodeados de riquezas y concubinas”. Lo cierto es que sigue existiendo un maharajá de Jaipur y que tiene 21 años. Se llama Sawai Padmanabh Singh, “Pacho de Jaipur” para su gente de confianza, y desde los 12 años, cuando fue coronado en el palacio de la Ciudad Rosa de la capital del estado indio de Rajastán, es el heredero de un título centenario y de una fortuna que se calcula en más de 600 millones de dólares.
Singh reúne en su corta historia componentes de cuento. Es nieto del último maharajá de Jaipur con autoridad reconocida, Bhawani Singh que falleció en 2011 a los 70 años. Diya Kumari, su única hija, y madre de Pacho, se casó con un empleado de la familia real, lo que causó todo tipo de recelos familiares y sociales. Finalmente el abuelo, conocido con el sobrenombre de Bubbles (Burbujas) por la cantidad de champán que se derrochó para celebrar su nacimiento y por su carácter chispeante, terminó por adoptarle en 2003, para poder convertirle en su heredero.
Existen dos hitos singulares en la vida de Padmanabh Singh, que nos dan una idea del antagonismo existencial de quien es monarca (aunque sin poder real) de la capital del estado indio de Rajastán y, al mismo tiempo, un millennial de 21 años que estudia Liberal Arts en la Universidad de Nueva York.
ASimismo, Singh compite en el campeonato mundial de polo y es miembro del Guards Polo Club de Windsor, por lo tanto ha compartido césped con los príncipes Guillermo y Harry, no en vano Carlos de Inglaterra es su padrino.
Dos mundos dispares entre los que surfea “Pacho Jaipur”, quien se sube a la ola de la alta sociedad neoyorquina, de los focos y del mundo de instagram (donde suma casi 170,000 seguidores) desde su apartamento en la Tercera Avenida, regresa al origen, a su hogar, al Suján Rajmahal Palace de Jaipur.
Una adaptabilidad que dice haber aprendido de sus padres y abuelos y que le conduce a saber aceptar aquello que viene para después dar lo mejor de sí mismo en cada momento.
También es el responsable de reactivar el deporte del polo en India, el llamado juego de los reyes. Su bisabuelo, el maharajá de Jaipur Man Singh II, llevó al equipo de Jaipur a la victoria de la Copa Mundial de 1957 en Francia y él ha querido continuar con la saga, capitaneando al equipo indio en el partido inaugural del evento Chestertons Polo in the Park, algo que no sucedía en Inglaterra desde hacía más de 60 años.
Cuando “Pacho” no está viajando por todo el mundo, utiliza como residencia el Suján Rajmahal Palace, concretamente el Ram Niwas o Maharaja’s Apartment, el que antaño fue hogar de otros miembros de la realeza como Sawai Man Singh II o Sawai Bhawani Singh. Una estancia de 300 metros cuadrados en la que conviven en consonancia elementos arquitectónicos y estéticos rajastanís, mongoles, palladianos y art déco.
Cuesta creer que haya un lugar en el mundo en el que Padmanabh Singh encaje mejor que en su Jaipur natal, con su séquito, sus elefantes, su ostentosa ornamentación, sus tradiciones… bueno sí, quizás en Roma, por la que Pacho siente una auténtica veneración ya que, al igual que le pasa con su Ciudad Rosa, la considera un museo viviente en el que cada rincón cuenta una historia diferente, pero allí no están ni su palacio rosa ni su familia.
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