La industria musical es un ejemplo de dos valores clave para cualquier sector: la adaptación a los cambios y la resiliencia. Por un lado, fue capaz de encontrar en el streaming el formato perfecto para superar la caída de los CD. Por otro, tras la pandemia, los conciertos han regresado con fuerza, superando el golpe de la crisis sanitaria.
Los datos publicados por un estudio de Statista Market Insights sirven para componer un sector que suena afinado y solvente tras la crisis santiaria.
Más infografías en StatistaEl informe recoge las cantidades recaudadas por la venta online de entradas para conciertos. Una partida que, según las previsiones, superará con creces los datos prepandemia este mismo año.
Los espectáculos con público se vieron severamente golpeados por los efectos del covid-19 y las medidas santiarias que conllevaron. La industria musical no fue una excepción. Así, entre 2019 y 2020, los ingresos brutos por venta online de entradas para conciertos cayeron casi un 83 %.
Tras un ligero repunte en 2021, pasando de US$3.9 mil millones a US$5.4 mil millones, 2022 subió el volumen un 279 %, situando la recaudación en cifras cercanas a las anteriores a la pandemia.
La previsión para 2023 invita al optimismo. El informe de Statista estima unos ingresos brutos por venta online de boletas para conciertos de US$33.8 mil millones en todo el mundo. Equivale prácticamente al Producto Interno Bruto (PIB) de Paraguay en 2022.
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La cifra supera en casi un 65 % la del año anterior y, lo que es quizá más importante, en un 48.9 % la de 2019, antes de que casi todos los eventos mundiales tuviesen que bajar el telón por culpa del virus.
Para los próximos años, el estudio prevé un avance más modesto, aunque constante. Así, el crecimiento sería de un 15.7 % para 2027. Una excelente noticia especialmente para los artistas, que perciben una porción del pastel mucho mayor con la venta de entradas para conciertos en vivo que con las plataformas de streaming.
Y es que el streaming es, sin duda, la joya de la corona de la industria en general, y la grabada en particular. Si los conciertos fueron golpeados por la pandemia, los avances tecnológicos y las nuevas formas de consumo pusieron en jaque a los formatos físicos, cuyas ventas se desplomaron un 75 % entre 1999 y 2014.
La industria tocó fondo ese mismo año, pero ya entonces comenzaba a mostrar señales para la esperanza. Porque si a principios de siglo prácticamente todos los ingresos de la industria musical grabada provenían de los formatos físicos, en 2014 el modelo streaming ya suponía un 13 % del total del negocio.
Su crecimiento en la última década ha sido exponencial, llevando a la industria a cifras récord en 2022. Los ingresos alcanzaron los US$26.2 mil millones; un 67 % correspondieron al streaming, mediante dos vías:
Actualmente, los ingresos por streaming multiplican por cuatro los generados por los formatos físicos. Un ejemplo de capacidad de adaptación que se une a la muestra de resiliencia ofrecida por los conciertos.
Borja Santamaría
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