Pocas cosas parecen más espeluznantes que la idea de que un algoritmo estudien nuestra voz o nuestras fotografías para determinar si nos deben considerar para algún empleo; sin embargo, no estamos lejos de este escenario.
Lo que es más, quizá no sea tan espeluznante como creemos. Si deseamos identificar talentos de manera más meritocrática es importante seguir explorando métodos, en especial si las innovaciones tecnológicas nos permiten predecir, entender y comparar a la gente a gran escala.
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Uno de los problemas más importantes con la forma en que entrevistamos a los candidatos para un empleo es que el proceso es en gran medida poco estructurado y deja el interrogatorio a los caprichos del entrevistador. Esto no solo es ineficiente, sino que también conduce a una decisión sesgada.
Las entrevistas en video o digitales pueden eliminar estas restricciones casi por completo. Además, los algoritmos de la inteligencia artificial pueden estudiar las expresiones faciales y el lenguaje corporal de un candidato, junto con lo que dice y la forma en que lo dice.
El análisis de todos estos datos puede revelar mucho acerca del talento y puede indicar cómo será su desempeño.
El hecho de que los algoritmos puedan detectar y medir las cualidades humanas latentes o aparentemente intangibles quizá despierte escepticismo, pero existen muchos estudios científicos que demuestran que los seres humanos pueden identificar con precisión la personalidad y el intelecto a partir de muestras muy pequeñas de comportamiento.
Los algoritmos de la inteligencia artificial se basan en las mismas señales que los seres humanos. La diferencia es que estos últimos pueden ser automatizados. Además, la inteligencia artificial no tiene que manejar ningún tipo de ego.
No estamos sugiriendo que un sistema de inteligencia artificial tome todas las decisiones. Siempre debe haber supervisión humana. Pero sí creemos que se pueden mejorar significativamente las decisiones humanas si hay datos precisos y válidos.
Desde luego, es fundamental considerar las implicaciones éticas y legales de emplear estas herramientas, justo como lo hacemos cuando consideramos los métodos tradicionales.
También, es evidente que hay una diferencia entre lo que podemos saber acerca de la gente y lo que debemos saber acerca de ella; las posibilidades pueden rebasar las fronteras éticas y legales.
Sin embargo, las empresas se beneficiarán cuando las nuevas tecnologías puedan aumentar su capacidad para poner a la persona adecuada en el puesto adecuado.
(Tomas Chamorro es el científico principal de talentos en ManpowerGroup y profesor en el University College de Londres y la Universidad de Columbia. Reece Akhtar es el director de innovación de productos en RHR International y profesor visitante en la Universidad de Nueva York y en la Universidad de Columbia).
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