Infiel a su estilo, Elon Musk hizo gala de un valor desconocido en su currículum: la diplomacia. En juego estaba la nueva planta de Tesla en Nuevo León, y el magnate logró su misión, Una conversación con Andrés Manuel López Obrador, presidente de México, tuvo al parecer la llave para desbloquear el desembarco de su compañía en el país azteca.
«Fue muy respetuoso, atento y entendió la importancia que tiene atender el problema de la escasez de agua», declaró el mandatario mexicano, que confirmó la llegada de la empresa: «Hay ya un entendimiento, sí van a dedicar la inversión a México y se va a establecer la planta en Monterrey«.
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La negociación parecía enquistada. De hecho, según recoge la agencia EFE, el propio López Obrador afirmó que no permitiría la llegada de Tesla a la capital de Nueva León debido a la sequía padecida por la ciudad, segunda más poblada de México, y que obligó a restringir el agua para el consumo humano. Cabe señalar que para fabricar un solo auto eléctricos se requieren entre 1,300 y 1,400 litros.
Días después, Musk levantó el teléfono y convenció al mandatario. «Fue muy receptivo, comprendiendo nuestras preocupaciones y aceptando nuestras propuestas», declaró López Obrador. «Estoy satisfecho con lo que se consiguió, porque significa más inversión para México y más empleos, y esto también lleva a que vayan aumentando los salarios de los trabajadores».
Según publicó Martha Delgado, subsecretaria de Asuntos Multilaterales y Derechos Humanos de la Cancillería mexicana, la inversión rondará los US$5 mil millones.
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El movimiento de Tesla confirma el estado de Nueva Léon como una de los puntos estratégicos de la fabricación de vehículos eléctricos. La llegada del productor de carros más valorado del mundo no es un hecho aislado; se une a otros fabricantes clave en la cadena de suministros que han construido todo un ecosistema.
La fabricación de autos eléctricos requiere de varios elementos clave. Entre ellos, las baterías de litio y los microchips. La cercanía del estado de Nueva León con Texas y Coahulia, donde Tesla o General Motors producen (o lo harán en breve) un gran volumen de carros, ha llamado la atención al otro lado del Pacífico. Por ello, en los últimos meses, empresas como Quatan Computer (Taiwan), Noah Intech (China) o Hangzou XZB (China), entre otras, se han instalado en la zona.
Un movimiento que, desde el punto de vista de las compañías chinas, se vio favorecido por los aranceles impuestos por Estados Unidos durante la administración Trump a las importaciones de productos provenientes del gigante asiático. Gravámenes que alcanzaron hasta el 25% en 2018.
México se convirtió entonces en una alternativa idónea, tanto geográfica como en términos de costes y mano de obra. Desde entonces, se ha consolidado un ecosistema de nearshoring que Tesla tratará de aprovechar. Las ventas de la compañía de Muskse impulsaron en el último año gracias a su planta de Texas, alcanzando los 1.31 millones de carros eléctricos entregados en 2022.
Instalarse cerca de proveedores fuertes asegurará aún más la cadena de suministro de la compañía, evitando problemas derivados de tensiones internacionales.
Para lograrlo, Musk ha tenido que hacer gala de un desconocido talante diplomático. A falta de detalles más concretos, Tesla se habría comprometido a invertir en una planta para reciclar agua, que podría servir para pintar los automóviles.
Otro de los puntos que desde la agencia EFE apuntan como elemento de fricción fue la ubicación concreta de la planta. «La llegada de Tesla se confirma tras una controversia política porque funcionarios federales pretendían que se instalara cerca del Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA), obra prioritaria de López Obrador para la capital mexicana, pero Musk visitó en octubre Nuevo León, estado gobernado por la oposición», explica el teletipo.
México está desarrollándose como punto clave para el nearshoring en otros campos, como los muebles o el textil. Según recoge la BBC, la inversión extranjera directa dio un salto del 12 % en México en 2022. El 48 % de ese crecimiento llegó de la mano de nuevas inversiones.
En lo relativo a los autos la tendencia continuará. Según el mismo medio, BMW invertirá US$870 millones para construir, entre otros, un centro para producir baterías en su planta de San Luis de Potosí, estado colindante con Nuevo León. El negocio de los carros eléctricos marcará el futuro de la industria automovilística y el norte de México se consolida como terreno de juego prioritario.
Borja Santamaría
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