La inestabilidad económica global conduce a paradojas complejas de explicar. El mercado de los chips es el escenario de una de ellas. Mientras Nvidia y TSMC, líderes en el negocio, viven momentos históricos y se sitúan entre las 10 compañías más valoradas del mundo, son precisamente los chips los que provocan que un gigante como Samsung se encuentre en apuros, con unos resultados preocupantes.
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En concreto, la compañía surcoreana, valorada en US$527.54 mil millones (datos de Companies Market Cap, que la sitúa en el puesto 21 del ranking mundial), ha avanzado que presentará unas cifras del segundo trimestre especialmente negativas en los apartados de beneficios e ingresos.
¿A qué se deben estos resultados?
La evolución del mercado de los chips semiconductores mantiene en vilo a muchas industrias y grandes compañías. El corto plazo es incierto y está marcado, fundamentalmente, por tensiones políticas.
Por un lado, la guerra en el centro de Europa enfrenta a dos países (Rusia y Ucrania) que controlan gran parte de las reservas de gas neón, un componente indispensable para fabricar chips. Por otro, las complicadas relaciones entre China y Estados Unidos, con Taiwán como actor implicado (país con grandes fabricantes de chips) hacen tambalearse la situación.
Sin embargo, el problema de Samsung no está relacionado con la falta de provisiones de materias primas, sino con la falta de demanda. Su división de chips, la más potente de la compañía, registrará pérdidas de alrededor de US$2.5 mil millones (dato de Bolsamanía).
Los síntomas que emite el mercado apuntan a que muchas empresas hicieron un gran acopio de chips durante la pandemia, aumentando sus reservas ante una situación incierta, en la que se intuía un riesgo de escasez. Por tanto, en los últimos meses estas compañías han ido tirando de inventario.
Por otro lado, la venta de aparatos electrónicos se ha visto directamente afectada por la crisis de inflación pospandemia. Factores que, unidos, han golpeado la demanda de chips y, de paso, a una empresa como Samsung.
De hecho, la propia compañía coreana anunció recientemente un recorte en la producción. Una situación que, eso sí, podría ir cambiando en breve, cuando esas reservas de chips que manejan las empresas tech vayan terminándose.
La escasez de demanda de semiconductores ha provocado, además de una reducción de ventas, una caída de precios en los chips de memoria, una de las especialidades de Samsung. TendForce la cifra entre un 13 % y un 18 % en este trimestre, según apunta Bolsamanía. Una tendencia que, eso sí, viene de más lejos.
Las venta de teléfonos inteligentes tampoco ha ofrecido números verdes a Samsung en el último trimestre. Así, las entregas han caído, según el avance de resultados, un 9 % respecto al trimestre anterior (dato de Cinco Días).
Una reducción en la que afecta el hecho de que el último modelo del Galaxy fue presentado precisamente en el primer trimestre. Además, Samsung podría lanzar su última innovación en telefonía inteligente en las próximas semanas, lo que supondrá, a buen seguro, un impulso en las ventas.
Los resultados, contundentes sobre el papel, no han provocado sin embargo una reacción desmedida en bolsa. A la espera de que la compañía presente las cifras definitivas a finales de mes, la caída fue cercana al 2.5 % durante la jornada en la que se conocieron las previsiones.
Por un lado, la situación ya se intuía complicada, hasta tal punto que los inversores auguraban una caída de ingresos y beneficios incluso mayor. Además, se espera que el negocio de chips se reactive definitivamente a medio plazo, cuando, a la espera de lo que sucede en el plano geopolítico, la crisis de inflación se controle y las reservas de muchas empresas vayan vaciándose.
En general, el comportamiento de Samsung en bolsa está siendo muy positivo hasta la fecha. Tras dos años de pérdidas sensibles, 11.7 % en 2021 y 33.7 % en 2022, Samsung registra un crecimiento bursátil del 21.5 % en lo que va de 2023.
Pese a ello, los resultados que presentará la compañía próximamente y la inestabilidad general obligan al gigante surcoreano a permanecer alerta.
Borja Santamaría
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