Más de 22 millones de toneladas métricas de sargazo inundan cada año las playas del planeta, obstruyendo los arrecifes de coral, afectando el ecosistema ambiental, perjudicando a las comunidades pesqueras e impactando cada vez más al sector turístico.
Este residuo produce un gas de sulfuro de hidrógeno de repelente olor que mantiene a raya a los amantes del mar cristalino y a los turistas.
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República Dominicana registró su cifra récord de invasiones de sargazo durante 2018, con 1165 kilómetros lineales de playa afectados y un volumen de 2 millones 424 mil 800 metros cúbicos de sargazo, afectando los ecosistemas costeros, el turismo y la pesca.
En ese año, la limpieza del sargazo le costó al Caribe aproximadamente US$120 millones, de acuerdo con cifras del gobierno dominicano.
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El sargazo es rico en nutrientes, especialmente en carbohidratos y proteínas. Por lo tanto, muchos emprendedores ven en esta alga una gran oportunidad de negocio.
Pues diversos estudios sugieren que esta alga sirve para producir cosméticos, fertilizantes, textiles, alimento para el ganso, borregos y cerdos, combustible.
Las propuestas para industrializarla vienen de las ONG, particulares y gobiernos como el de Japón y China. Y muchos usos aún se desconocen.
En 2020, el gobierno dominicano encabezó la firma de dos acuerdos entre el Ministerio de Turismo, el Banco Interamericano de Desarrollo y la Asociación de Hoteles y Turismo de República Dominicana (ASONAHORES) para la intervención de 35 playas y la creación de un fondo de más de US$11 millones de dólares para manejar el sargazo.
Además, se anunció que se destinarían US$2.8 millones para la construcción de una barrera para mitigar la presencia de estas algas.
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Del mismo modo, algunas empresas están muy interesadas en invertir en su estudio y han dado sus primeros pasos en la implementación de tecnologías para la recolección y reutilización de sargazo. SOS Carbon y AlgeaNova han sido las pioneras en nuestro país.
La primera, se fundó con la tecnología para extraer sargazo en las profundidades del océano y convertir el problema en una oportunidad para compensar las emisiones de carbono a través de un sistema denominado Littoral Collection Module (LCM), que se monta en cualquier bote pequeño, según lo explicado por el presidente de la empresa, Andrés Bisonó León.
Manolo Hazoury, socio-fundador de AlgeaNova, estableció que trabajan en la “prevención, que es con las barreras para que el sargazo no llegue a la orilla en las playas; la recolección del sargazo que se acumula detrás de la barrera y lo recolectamos con barcazas diseñadas para eso”.
Ambas empresas formaron alianzas con compañías extranjeras especializadas en la reutilización del sargazo con el fin de fabricar de envases desechables desarrollados a partir de esta alga en lugar del foam y, con ello, salvaguardar de mejor manera el medio ambiente.
Las microalgas también se están reutilizando en la agricultura. En territorio dominicano existe una alianza con una compañía canadiense que se llama Grogenics, ubicada en Montreal, quines han desarrollado una tecnología para transformar el sargazo en compost, un abono orgánico compuesto por un 60% de sargazo.
El proyecto de transformación del sargazo más ambicioso en el país, es convertirlo en energía limpia. El gerente de ventas de AlgeaNova, Frederick González, ha dicho que desarrollaron la tecnología para extraer metano a partir de la descomposición del sargazo y, con este gas, luego, limpiarlo para convertirlo en energía eléctrica.
México, otro de los países afectados por la cantidad que ha provocado el sargazo en su océano, ha experimentado la oportunidad de hacer con esta alga un negocio sustentable dentro de la industria de la construcción, creando ladrillos orgánicos que sirven para la elaboración de casas a bajo costo.
Por Redacción Digital
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