Con las tecnológicas más potentes golpeadas en bolsa y su mercado base, Argentina, sumido en una mayúscula inestabilidad, MercadoLibre sacó músculo en el tercer trimestre. La compañía, que cuenta con secciones de e-commerce y fintech (MercadoPago), presentó US$129 millones de beneficio neto (35.8 % de crecimiento interanual) y US$2,690 millones de ingresos (+44.9 %), que sirvieron para acumular unos beneficios de US$317 millones en los primeros nueve meses del año. Supone un 145.7 % más que en el periodo enero-septiembre de 2021. Al frente de los históricos números de una compañía valiente, que quiere dar la batalla a Amazon en diversos mercados, se encuentra Pedro Arnt. Una figura clave que basa su gestión en tres valores: ambición, enfoque en el largo plazo y crecimiento sin perder la esencia de una startup.
Arnt se incorporó a MercadoLibre en 1999 y asumió la dirección financiera en 2010. Su rol está centrado en los números, pero va más allá: juega el papel de «company builder». Su labor consiste en «pensar qué tiene que hacer MercadoLibre para seguir escalando», según explica a Cronista. Un camino ambicioso en el que la compañía no quiere dejar de lado su carácter. Ahí entra en juego una meta aparentemente contradictoria que, sin embargo, ilumina los pasos del grupo: «no perder el espíritu de startup; es nuestra mayor preocupación».
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Multiplicar el crecimiento, superar los 30 mil empleados en 18 países y mirar de tú a tú a gigantes del sector, mientras se mantiene la esencia de un proyecto recién gestado; ¿cómo se concilia? «Seguir actuando como cuando tenias 600 trabajadores no va a funcionar», admite Arnt. La clave está en la rapidez. «El secreto es asumir el rol de una gran empresa sin caer en sus vicios, donde el peso empieza a ralentizar tu capacidad de crecer y moverte en forma ágil. El error de las tecnológicas, cuando empiezan a sentir la necesidad de mayor profesionalización, es copiar, traer gente de otras industrias. Ahí es donde uno empieza a perder lo que te hace único». Afirma. Por eso, «mi día empieza tratando de entender dónde nos estamos volviendo lentos, dónde hay fricciones».
Los protagonistas del negocio de la década: el litio
Para ello, Arnt pone la vista en el largo plazo. Salvo cambios drásticos, el foco está fijado en las tendencias que indican qué puede suceder en el futuro. «Qué hay detrás de una métrica nos puede mostrar una debilidad a mediano plazo». De hecho, Arnt asegura que no está pendiente de cómo se mueven las acciones en el día a día, excepto variaciones bruscas. «Estamos mirando dónde estará la acción en 2025 o 2030, no hoy. Sigo la acción, pero más qué están haciendo los competidores. Llevamos casi 15 años de empresa pública y eso nos permitió construir una reputación con los inversores de MercadoLibre. Desde el primer día hablamos del largo plazo y cumplimos en generar valor. Fuimos siempre muy consistentes en ese mensaje, tanto en las alzas (que fueron muchas más) como en las bajas».
Ambición, agilidad y largo plazo. Son los tres pilares para construir unos números espectaculares que esconden otra buena noticia: por segundo trimestre seguido, la compañía da beneficios en México. «Hace seis años cuando decidimos invertir agresivamente por la competencia con Amazon. Teníamos la tesis de que a lo largo se iba a volver rentable, que no era solo perder plata para mantenernos en el ring. Hoy le ganamos algo de participación y somos rentables».
Nacido en Londres hace 49 años, pero con gran parte de su vida transcurrida entre Brasil y Argentina, la formación de Pedro Arnt no parecía encaminada a convertirlo en un hombre fuerte en el campo de las finanzas. De hecho, se licenció en Ciencias Políticas y Letras, en Harverford College, Philadelphia. Ya en la Universidad de Oxford, se enfocó más al plano monetario, realizando una maestría en Historia Económica. Fue en esa época cuando decidió que su lugar estaba en América Latina.
En 1997 comenzó a trabajar en Boston Consulting Group Brasil. Participó en diversos proyectos relacionados con el entonces incipiente internet. En uno de ellos, que curiosamente no terminó de manera exitosa, conoció a Marcos Galperin, fundador de MercadoLibre. Fue el punto de inflexión en su vida. Galperin le abrió los ojos, le hizo ver que el futuro pasaba por el comercio digital.
En 1999, Arnt se subió a un cohete llamado MercadoLibre.
Tras ejercer como vicepresidente de Marketing y Ventas, vicepresidente de Operaciones para Clientes, y vicepresidente de Planificación y Relaciones con Inversores, en 2011 Arnt fue nombrado CFO. Un cargo desde el que dirige las «finanzas, planificación estratégica, desarrollo corporativo, sostenibilidad y relaciones con inversores» de un gigante con alma de startup que genera 36 ventas en línea por segundo.
Borja Santamaría
John Freddy Vega, el CEO líder del sector ‘edtech’ que fundó su primera empresa a los 12 años
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