Airbnb es una de esas empresas cuyo éxito trasciende el puro negocio para cambiar el día a día de muchas personas. Su aparición transformó nuestra forma de viajar, y también de alquilar. La industria del turismo y la vivienda se vieron totalmente impactados por el empuje de la compañía y su modelo.
Un patrón de éxito que, 15 años después de su nacimiento, ha entrado en crisis.
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Lo reconoce su propio CEO, Brian Chesky. «El sistema está roto», afirmó, sin paliativos, en una entrevistsa con Bloomberg. «Necesitamos poner nuestra casa en orden», reconoció, y eso implica una decisión drástica, un punto de inflexión: regresar a los orígenes.
«Hemos perdido nuestra esencia inicial», señala Chesky. Es decir, la del modelo Bead & Breakfast, en el que los anfitriones subían a la plataforma habitaciones a precios asequibles, y habitualmente compartían el resto de la casa con los huéspedes.
Airbnb nació con ese espíritu, con un toque aventurero, pero década y media después, la situación es muy distinta. Ahora, atraviesa lo que podría explicarse como una crisis causada por el éxito acelerado que ha vivido la empresa.
Las altas tarifas por noche que habitan ahora la plataforma han llevado a Airbnb y los propietarios a transitar por un período muy lucrativo que, sin embargo, parece haber desembocado en crisis. Esas altas rentabilidades han terminado golpeando los mercados de alquiler de muchas ciudades del mundo, aumentando los precios y generando problemas para que los habitantes locales encontraran alquileres a precios razonables.
Una crisis de inflación en toda regla que ha llevado a las ciudades a reaccionar.
Nueva York abandera desde hace semanas este cambio de ciclo. Ante la dinámica de altos precios en las rentas de una ciudad en la que viven cerca de un millón de dominicanos, el gobierno local puso límites drásticos a los alquileres vacacionales.
En resumen, se prohíben los alquileres de menos de 30 días, salvo una serie de condiciones que incluyen estar inscrito en un registro de la ciudad, compartir techo con el inquilino y no tener más de dos huéspedes.
Cabe señalar que, según datos de Wired, en nueva York existen 38,500 apartamentos dados de alta en Airbnb. La medida, llamada Ley de Registro de Alquileres a Corto Plazo, entró en vigor a principios de septiembre y en su primera semana afectó a 5,300 reservas. El paso de Nueva York podría comenzar a replicarse en otros mercados de peso.
Para profundizar: ¿Qué sucede con la idustria del alquiler en NY? Presión a Airbnb, precios récord y subidas de tasas de interés
La Gran Manzana destaca entre los factores de una crisis que ha llevado a Brian Chesky a lanzar una petición muy clara, dirigida a los anfitriones. El CEO apuesta por que estos bajen los precios para que sean «más competitivos» en comparación con los hoteles. De esta forma, podría suavizar además su fricción con las ciudades.
Sin embargo, Airbnb se encuentra con la resistencia de los propios anfitriones, que recientemente comenzaron un movimiento de protesta por la reducción márgenes que obtienen de sus propiedades. El movimiento fue bautizado como Airbnbust (quemados por Airbnb). Además, apuntaban que el número de visitantes estaba cayendo.
Por tanto, es difícil aventurar que la propuesta de Chesky tenga éxito, al menos de forma inmediata. El regreso al ‘Bed & Breakfast’ se presenta tortuoso.
Airbnb es una de las empresas que han cambiado nuestras costumbres en las últimas décadas. Quince años después, ese éxito se ha transformado en crisis. ¿Lograrán recorrer el camino de vuelta a sus orígenes?
Borja Santamaría
Bienvenido a la quinta casa con más likes en Airbnb; está en República Dominicana
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