El precio mundial de los alimentos volvió a marcar un aumento en abril de 2025, reflejando las tensiones del sistema agroalimentario global. Según el más reciente informe de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), el índice de precios de los alimentos se incrementó un 1 % respecto a marzo, situándose en 128.3 puntos. Esta cifra representa un 7.6 % más que en abril de 2024, lo que consolida una tendencia de encarecimiento sostenido en varios rubros clave de la canasta global.
El alza se atribuye principalmente a los aumentos en los precios internacionales de cereales, productos lácteos y carne, con algunas categorías alcanzando niveles sin precedentes. Mientras tanto, algunos componentes como los aceites vegetales y el azúcar experimentaron retrocesos en sus valores promedio, aportando cierta moderación al índice general.
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Los productos lácteos registraron uno de los mayores incrementos del mes, con una subida del 2.4 % respecto a marzo. Este segmento se sitúa actualmente un 22.9 % por encima del nivel registrado hace un año, consolidando su tendencia ascendente. El principal impulsor de este aumento fue la mantequilla, cuyos precios alcanzaron un récord histórico debido a la reducción de inventarios en Europa, una región clave en la producción y exportación de lácteos.
Por su parte, la carne mostró un incremento del 3.2 %, con subidas en todas sus categorías. El mayor impulso vino de la carne de cerdo, seguida por otras carnes cuya demanda global se mantiene fuerte. Este comportamiento refleja tanto el aumento en los costos de producción como una reactivación sostenida del consumo en mercados clave.
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El precio de los cereales subió un 1.2 % en abril, debido a factores logísticos, climáticos y comerciales. El trigo presentó un leve incremento debido a la menor disponibilidad exportadora desde Rusia, mientras que el maíz se encareció por los ajustados niveles de existencias en Estados Unidos. En tanto, el arroz experimentó un alza impulsada por una mayor demanda de variedades aromáticas, especialmente en los mercados asiáticos.
En contraste, el índice de precios de los aceites vegetales cayó un 2.3 % respecto al mes anterior, aunque se mantiene 20.7 % por encima del mismo mes del año pasado. El aceite de palma lideró esta caída como resultado de una mayor producción estacional en el sudeste asiático. Sin embargo, otros aceites como el de soja y colza aumentaron, impulsados por una sólida demanda internacional, mientras que el girasol mantuvo su precio estable.
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En cuanto al panorama futuro, la FAO presentó nuevas estimaciones para la producción y comercio mundial de cereales, reflejando tanto oportunidades como desafíos.
Para el año 2025, se proyecta una producción mundial de trigo de 795 millones de toneladas, cifra similar a la del año anterior. Este volumen se vería respaldado por una cosecha récord en Asia, especialmente en India y Pakistán, así como por condiciones climáticas favorables en el sur de Europa y norte de África. No obstante, estas perspectivas se ven limitadas por la falta de lluvias en el norte de Europa y Oriente Próximo, además de la persistente sequía en Estados Unidos.
Respecto a la campaña de 2024, la FAO revisó a la baja su proyección de producción mundial de cereales, que se estima en 4,848 millones de toneladas. A pesar de ello, se anticipa un incremento del 1.5 % en la producción global de arroz, que podría alcanzar un récord de 543.6 millones de toneladas para 2024/25.
En el plano comercial, las previsiones no son optimistas. La organización estima que el comercio mundial de cereales se reducirá a 478.6 millones de toneladas en el periodo 2024/25, lo que representaría una caída del 6.8 % respecto al ciclo anterior. Este sería el nivel más bajo desde el período 2019/20, reflejando los impactos de los cambios en políticas arancelarias, la volatilidad cambiaria y las restricciones climáticas que afectan tanto la oferta como la logística internacional.
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