En el mundo actual, marcado por la globalización, las redes sociales y la interconexión entre culturas y economías, el término Soft Power ha ganado una relevancia considerable. Si bien muchas personas asocian el poder de un país con su capacidad militar o económica —conocido como Hard Power—, el Soft Power se enfoca en un tipo de influencia más sutil, pero igualmente efectiva: la capacidad de atraer, inspirar y persuadir.
El concepto de Soft Power fue desarrollado por el politólogo estadounidense Joseph Nye a finales de la década de 1980. En esencia, se refiere a la capacidad de un país para influir en otros sin recurrir a la coerción o la fuerza, sino a través de la atracción cultural, valores, ideas y políticas (Nye, 1990). En lugar de imponer, convence; en vez de forzar, seduce.
Accede a las historias más relevantes de negocios, bienestar y tecnología. Entérate de nuestros rankings y eventos exclusivos. Suscríbete y recibe en tu correo el mejor contenido de Mercado.
En términos simples, el Soft Power es el arte de ganar corazones y mentes, posicionando a un país como un referente admirado y respetado a nivel global.
El Soft Power se nutre de varios elementos que, combinados, construyen la imagen y reputación de un país o entidad. Entre los más importantes destacan:
La música, el cine, la gastronomía, el arte y la moda son piezas fundamentales del Soft Power. Países como Corea del Sur han utilizado su industria cultural —con el K-pop y las telenovelas coreanas (K-dramas)— para conquistar audiencias globales y proyectar una imagen moderna, creativa y dinámica (The Diplomat, 2023).
La defensa de la democracia, los derechos humanos, la libertad de prensa y la transparencia son valores que muchas naciones promueven como parte de su Soft Power. Cuando estos valores se proyectan de manera creíble, pueden inspirar a otras sociedades y generar afinidad (Nye, 2004).
Las universidades de prestigio, los programas de intercambio académico y los avances científicos de un país también contribuyen a fortalecer su Soft Power. Por ejemplo, Estados Unidos atrae cada año a miles de estudiantes internacionales gracias a universidades como Harvard, MIT y Stanford, que son sinónimo de excelencia académica y científica (Institute for International Education, 2024).
La diplomacia cultural, las misiones humanitarias y los programas de cooperación internacional son herramientas clave de Soft Power. A través de estos mecanismos, los países proyectan una imagen positiva, fomentan el diálogo y crean lazos de confianza con otras naciones (BBC, 2022).
Te puede interesar: Destinos sin visa para dominicanos que sueñan con viajar
El llamado Hallyu, o Ola Coreana, es uno de los ejemplos más exitosos de Soft Power contemporáneo. La música K-pop, las series de televisión coreanas y la gastronomía han posicionado a Corea del Sur como un referente cultural global. Esta estrategia no solo promueve sus productos culturales, sino que refuerza la imagen de Corea como un país moderno, tecnológico e innovador (The Korea Herald, 2024).
La influencia cultural de Hollywood, el impacto global de empresas tecnológicas como Apple y Google, y el prestigio de sus instituciones académicas consolidan el liderazgo estadounidense en Soft Power. Desde películas y series hasta plataformas digitales, la cultura pop estadounidense ha moldeado tendencias y valores a nivel mundial (The Atlantic, 2023).
Francia es otro caso emblemático. Su cultura, arte, gastronomía y moda son parte esencial de su Soft Power. Eventos como el Festival de Cannes y la red global de Alianzas Francesas promueven la lengua y cultura francesas en el mundo, reforzando su reputación como epicentro cultural europeo (Le Monde, 2023).
Te puede interesar: Los mejores pasaportes de Latinoamérica
En un contexto de crecientes tensiones geopolíticas, el Soft Power se convierte en un recurso esencial para mejorar la imagen de un país y fortalecer su posición en el escenario internacional. Los países con Soft Power sólido logran atraer inversiones, turistas, estudiantes y talento global, además de consolidar alianzas estratégicas a largo plazo.
Un país admirado y respetado tiene más probabilidades de recibir apoyo internacional, atraer inversores y convertirse en un modelo a seguir (Brookings Institution, 2023).
Te puede interesar: Los países de América Latina con el mayor PIB en 2024
Si bien el Soft Power y el Hard Power parecen conceptos opuestos, en la práctica se complementan. Los países más influyentes combinan ambos tipos de poder en lo que se conoce como Smart Power, una estrategia que integra la capacidad de atracción cultural con la fuerza militar y económica, logrando un equilibrio entre persuasión y coerción (Nye, 2009).
Suscríbete a la revista y regístrate a nuestros newsletters para recibir el mejor contenido en tu buzón de entrada.