Hace 10 años, una protesta pacífica buscaba derrocar a su presidente, sin embargo, pronto se convirtió en una guerra civil entre partidarios y opositores. Al-Ásad aumentó la represión mientras la sociedad se enfrentaba en un conflicto bélico en ciernes… empezó como una manifestación, pronto se convirtió en una guerra trasnacional y terminó mutando en el mayor desastre económico de todo Oriente Medio.
Hecatombe económica
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Factores económicos como el alto desempleo y la corrupción, junto a la escasez de libertad política y la subsiguiente represión influyeron en el movimiento inicial.
La guerra civil no solo ha generado un grave costo humano, una creciente crisis económica arropa a la nación; el pueblo sirio se enfrenta a la falta de viviendas, pues el 31% de los inmuebles han sido destruidos, estimando la pérdida entre $ 25,000 millones de dólares estadounidenses en el sector. De igual forma, casi el 70% de la población vive en pobreza, más de 13 millones de personas requieren de protección y asistencia humanitaria y 9.3 millones están en situación de inseguridad alimentaria.
El impacto económico tras la pandemia por el nuevo coronavirus se ha visto reflejado en la pérdida de trabajo del 90% de las familias -estas gastan más de la mitad de sus ingresos mensuales en alimentos-, el aumento de los precios, la devaluación de la libra siria, entre otros devastadores datos.
Millones de refugiados
Como consecuencia, el combate ha provocado una de las mayores crisis de refugiados: internamente 6,18 millones de personas han sido desplazadas, sumando aquellos sirios que han huido del país, la cifra se eleva a 12 millones -más de la mitad de la población existente en 2011-; 200,000 todavía permanecen desaparecidos; aproximadamente 387,000personas han sido víctimas mortales, incluyendo la vida de más de 22,000 niños.
El presidente plasmó su firma en la Convención Internacional sobre Armas Químicas, significando sería ilegal la producción, almacenamiento y uso de este tipo de armas en su país, al igual que el compromiso a destruir el arsenal local. Pese a esto, desde ese entonces, en Siria se han producido más de 30 ataques químicos, el 84% por parte del gobierno; en 2013 se produjo el peor atentado, causando la muerte de 1,400 personas.
Los bandos
Diversos países del occidente han evitado implicarse directamente; la posición americana difiere. Desde 2014, Estados Unidos y las fuerzas aliadas se han involucrado llevando a cabo ataques aéreos en contra de los extremistas islámicos. Un año más tarde, Rusia se unió a la guerra respaldando a la milicia del gobierno sirio, desatando aún más violencia.
Bashar al-Ásad, sucedió a su padre, Háfez en el año 2000; Siria lleva bajo el poder de esta familia desde 1971, es decir, 50 años.
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