Una reforma fiscal es una modificación que realiza un país, o un territorio, en materia de legislación impositiva. En otras palabras, es el proceso mediante el cual se realiza una modificación, un cambio, de las normas fiscales que posee un territorio.
Obtener recursos para invertir en el desarrollo sostenido de un país es un reto que han enfrentado todos los gobiernos desde que uno tiene memoria. Sin dudas, las recaudaciones tributarias son el instrumento fundamental al alcance de todos los Estados para obtener los recursos suficientes para lograr esos objetivos.
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De ese modo, es responsabilidad del gobierno el diseñar e implementar una política fiscal que asegure bienes y servicios públicos que garanticen el desarrollo del país. Pues, gracias a una eficiente y transparente recaudación tributaria los gobiernos pueden llevar a cabo las obras y actividades necesarias para impulsar el desarrollo del país y poder cumplir los compromisos asumidos con la población.
En ese sentido, el gobierno dominicano, encabezado por Luis Abinader, tiene como objetivo, modificar la actual reforma fiscal y remplazarla por un nuevo plan tributario que podría entrar en en vigencia a principios de 2022. Entre los puntos que destacaría son la baja de impuestos y eliminar exenciones.
“Todos los impuestos que se han propuestos serán consensuados con la población, y si hay que eliminar algunos, se van a eliminar y se buscarán otras fuentes de ingresos”, precisó el mandatario.
Cabe destacar que este 2021, el Estado dejará de recaudar cerca de RD$210 millones por la aplicación de las exenciones tributarias, que benefician, sobre todo, a las empresas de zonas francas, a las generadoras eléctricas, al turismo y a la minería. El monto equivale al presupuesto de un año completo de los ministerios de Salud, Obras Públicas e Interior y Policía.
Las exoneraciones tributarias han sido un tema polémico que han despertado la discusión ante la posibilidad de una reforma fiscal que lleva años pendiente. Algunos sectores se preguntan si realmente los beneficios fiscales han ayudado a desarrollar actividades económicas o si, por el contrario, se trata de una ayuda con resultados de poco alcance.
El mismo Banco Mundial se ha pronunciado a favor de una revisión con la idea de eliminar los gastos tributarios ineficientes e injustos como parte de una reforma amplia en materia fiscal. Su argumento es que un buen sistema tributario simple y transparente, recauda recursos de una manera eficiente y eficaz y promueve la equidad, a través de una tributación progresiva. En definitiva, un buen sistema tributario minimiza las distorsiones económicas y promueve la competitividad.
Para Circe Almánzar, vicepresidenta ejecutiva de la AIRD, las discusiones del Pacto Fiscal tienen que hacerse tanto desde el orden de los ingresos como del gasto público, mejorando la calidad de este último más que una reducción.
En ese sentido argumentó que “es importante apreciar cómo el aparato estatal se simplifica y observar el papel que cumplirán las leyes que establecen los porcentajes del presupuesto para algunos sectores y ver hasta qué punto los incentivos pueden ser revisados sin alejar las inversiones extranjeras y sin distorsiones de los aparatos productivos y en el Estado”.
Asimismo, el presidente de Codopyme, Luis Miura, sugiere que una reforma fiscal debe ser integral y que permita a las empresas tributar de forma más fácil, menos compleja e incluso más barata. “Hemos sido coherentes con la propuesta del monotributo para las micro y pequeñas empresas y un sistema simplificado para el resto de las empresas y personas físicas, sobre todo”, declaró. Además, entiende que el Pacto Fiscal será mucho más fácil, integral y rápido que el Eléctrico, debido a que no interfieren intereses particulares.
Por su parte, diversos economistas del sector se mostraron a favor de un sistema tributario simple, siempre y cuando facilite el emprendimiento y la administración de las autoridades recaudadoras en República Dominicana.
Es el caso de Miguel Collado, quien sostuvo que “el sistema tributario es muy complejo, con tasas muy altas, muchas figuras impositivas y, también, con exenciones en algunos impuestos y es necesario una simplificación del mismo para ser más equitativa la carga tributaria y crear ambiente de negocio más favorables”.
Por su parte, el economista Iván Rodríguez, sugiere que para llegar a un esquema más simple, se debe tener un sistema tributario que no se constituye en un obstáculo, en una resistencia a la libre iniciativa del sector privado, sin las complicaciones que tiene el actual”.
En tanto, Antonio Ciriaco, vicedecano de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD) entiende que la reforma debe esperar a que la economía retome su curso para ejecutar la reforma tributaria, argumentando que “las reformas deben hacerse en tiempos de bonanza, de manera que al Gobierno le conviene hacer una reforma parcial, en vez de hacerla integral en este momento”.
En 2019, República Dominicana fue el segundo país, de un total de 24 en América Latina y el Caribe, con la recaudación fiscal más baja como porcentaje del producto interno bruto (PIB), de acuerdo con el informe del Banco Mundial.
La presión tributaria, es decir, la relación de ingresos vía impuestos respecto al producto interno bruto (PIB), está entre las más bajas de la región. De 14.7% que estuvo en 2016, bajó a 14.2% en 2018. En 2019 bajó nuevamente, ubicándose en 14.05%, según la Dirección de Impuestos Internos (DGII), que estimaba que llegaría a por lo menos 19% en 2020.
Entre sus niveles de evasión, nuestro país se mantienen en más de 40 % en el caso del Impuesto sobre la Transferencia de Bienes Industrializados y Servicios (ITBIS); y de un 60 % en e Impuesto Sobre la Renta (ISR).
En primer término, es el elevado nivel de incumplimiento tributario. Gracias a las mejoras que se introdujeron en los últimos años en la administración tributaria, se ha comenzado a registrar, por ejemplo, un aumento en la recaudación del principal impuesto, el de Transferencia de Bienes Industrializados y Servicios (ITBIS) o impuesto al valor agregado, por sobre los niveles de crecimiento en el PIB y en el consumo.
La segunda razón es la gran cantidad de exenciones y tasas reducidas de los principales impuestos. En el caso particular del ITBIS, por ejemplo, la proporción de la base imponible potencial que está exonerada asciende a más del 50% del total.
Por otro lado, las numerosas exenciones y alícuotas distintas de los principales impuestos hacen complejo el sistema tributario y dificultan enormemente la fiscalización del cumplimiento, funcionando en la práctica como un obstáculo muy grande en términos de aumentar la recaudación a través de mejoras en la administración tributaria.
El gobierno ya ha anunciado su intención de revisar su estructura tributaria. Para que la reforma tenga el éxito deseado, además de asegurar la sostenibilidad fiscal y una mayor igualdad de oportunidades para los dominicanos y las dominicanas, resultará clave que la misma esté basada en un amplio consenso social, como el que se espera alcanzar a través del Pacto Fiscal. (por Rodrigo Muñoz)
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