Por décimo quinto año consecutivo, Chile se posiciona como la economía más competitiva de América Latina, según el Ranking ADEN de Competitividad 2025, elaborado por el Instituto de Competitividad de la red educativa de negocios ADEN. Sin embargo, el estudio revela una tendencia preocupante: el país ha experimentado un progresivo descenso en su puntuación desde 2013, lo que ha permitido que otras naciones reduzcan la brecha.
El informe, que evalúa 125 variables agrupadas en diez categorías clave —como infraestructura, estabilidad macroeconómica, educación, acceso a tecnología y eficiencia laboral—, muestra un panorama regional diverso, con avances y retrocesos que reflejan las distintas realidades económicas y sociales de la zona.
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Chile encabeza la lista con 81 puntos sobre 100, manteniendo su liderazgo gracias a su solidez institucional, desarrollo tecnológico y estabilidad económica. No obstante, su puntaje ha caído levemente en los últimos años, lo que ha permitido que Uruguay (77,6 puntos), Costa Rica (75,7) y Panamá (72,2) se consoliden como economías de alto rendimiento, mostrando una recuperación más rápida tras la pandemia.
Uruguay, en particular, destaca por su sistema educativo y cobertura de salud, mientras que Costa Rica ha logrado avances significativos en inversión en tecnología y sostenibilidad ambiental. Panamá, por su parte, sigue siendo un hub logístico clave en la región, aunque enfrenta desafíos en desigualdad y diversificación económica.
En el escalafón medio del ranking se ubican México (68,3 puntos), Argentina (67,8), Brasil (67,1), Perú (66,6) y Colombia (66,2). Estos países presentan una competitividad heterogénea, con fortalezas en algunos rubros pero debilidades persistentes en otros.
México, pese a mantenerse en el quinto puesto, ha visto deteriorarse su puntuación en los últimos años, acercándose peligrosamente a Brasil y Argentina. La falta de reformas estructurales, la inseguridad y la lentitud en la modernización industrial lastran su desempeño. Argentina, aunque con mejoras en estabilidad macroeconómica tras años de crisis, aún arrastra problemas de inflación y desconfianza institucional.
Brasil, la mayor economía de la región, sigue estancado en baja productividad y burocracia, mientras que Perú y Colombia enfrentan desafíos en infraestructura y competitividad laboral.
Más abajo en la lista aparecen Paraguay (62,9), El Salvador (61,8) y Ecuador (61,3), naciones que no logran superar sus limitaciones históricas en competitividad. Paraguay, aunque con un crecimiento económico estable, sigue afectado por la falta de inversión en innovación, mientras que Ecuador y El Salvador enfrentan problemas de inestabilidad política y bajo dinamismo empresarial.
El bloque con mayores dificultades lo integran Guatemala (59,7), Honduras (58,9), Nicaragua (58,8) y Bolivia (57,9), países con deficiencias crónicas en seguridad, infraestructura y calidad institucional. Bolivia, sin embargo, es el único de este grupo que ha mostrado mejoras recientes, logrando salir de la última categoría gracias a avances en industrialización y acceso a servicios básicos.
En el extremo opuesto del ranking se encuentra Venezuela, con apenas 48,9 %, lo que refleja una crisis profunda en todos los indicadores. La hiperinflación, el colapso institucional y la falta de inversión en infraestructura básica lo convierten en el país menos competitivo de la región, con una brecha cada vez más amplia respecto al resto.
El informe ADEN no solo mide la competitividad actual, sino también su evolución en la última década. En este sentido, cinco países han mostrado progresos sostenidos:
República Dominicana (65,6), que ha mejorado en turismo y servicios financieros.
Uruguay, consolidándose como una economía estable y atractiva para inversiones.
Costa Rica, con avances en tecnología y sostenibilidad.
Paraguay, que ha incrementado su productividad agrícola.
Bolivia, el único que logró salir del grupo de peor desempeño.
Por el contrario, México, Panamá, Brasil, Colombia y Ecuador han perdido terreno, acercándose al promedio regional en lugar de destacarse.
Clasificación por niveles de competitividad
Alta (70+ puntos): Chile, Uruguay, Costa Rica, Panamá
Media-Alta (65-70): México, Argentina, Brasil, Perú, Colombia, República Dominicana
Media-Baja (60-65): Paraguay, El Salvador, Ecuador
Baja (<60): Guatemala, Honduras, Nicaragua, Bolivia, Venezuela
Chile sigue siendo el referente, pero su ventaja se reduce año tras año. Uruguay y Costa Rica emergen como alternativas sólidas, mientras que México y Brasil —potencias económicas de la región— no logran capitalizar su potencial.
La competitividad en América Latina sigue siendo un tema de luces y sombras: algunos países avanzan, otros se estancan, y Venezuela se hunde en una crisis sin salida a la vista. El desafío para los gobiernos es claro: implementar reformas estructurales que permitan mejorar la productividad, la innovación y la estabilidad institucional. De lo contrario, la región seguirá siendo un mosaico de oportunidades perdidas.
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