América Latina, una región que ha sido testigo de transformaciones significativas en las últimas décadas, se consolida hoy como un territorio con un potencial económico y social cada vez más tangible. A pesar de los desafíos estructurales que aún persisten, varios países han emergido como líderes en áreas clave como educación, salud, infraestructura y tecnología.
En ese contexto, la plataforma de finanzas y seguros Hellosafe, ha clasificado a 186 países según seis indicadores claves: Producto Interior Bruto (PIB) per cápita, Renta Nacional Bruta (RNB) per cápita, tasa de ahorro nacional bruto, Índice de Desarrollo Humano (IDH), coeficiente de Gini y tasa de pobreza. Este análisis se adentra en las trayectorias de las naciones más desarrolladas de la región, destacando sus logros, políticas públicas y proyecciones futuras
Accede a las historias más relevantes de negocios, bienestar y tecnología. Entérate de nuestros rankings y eventos exclusivos. Suscríbete y recibe en tu correo el mejor contenido de Mercado.
El Índice de Prosperidad o Riqueza Mundial es una herramienta que mide el nivel de prosperidad de los países en una escala de 0 a 100 puntos, evaluando aspectos económicos, sociales y medioambientales. Este índice nos permite obtener una visión integral del progreso de cada nación, más allá de los indicadores económicos tradicionales.
La inversión en educación, salud, infraestructura y tecnología ha sido fundamental para el desarrollo de estos países. La mejora en la calidad educativa ha permitido una mayor inclusión social, mientras que el acceso a servicios de salud de calidad ha aumentado la expectativa de vida.
La modernización de la infraestructura ha facilitado el comercio y atraído inversiones, y la adopción de tecnologías digitales ha impulsado la productividad. Además, indicadores como el PIB per cápita, la RNB per cápita y el coeficiente de Gini han sido clave para medir el progreso y las áreas de mejora
Chile continúa siendo el referente indiscutible de desarrollo en América Latina. Con un Índice de Desarrollo Humano (IDH) que lo ubica en el puesto 44 a nivel mundial y una puntuación de 43.19 en el Índice de Prosperidad, el país ha logrado combinar una gestión económica prudente con políticas sociales efectivas. Su diversificación económica, basada en la exportación de recursos naturales como el cobre, ha sido clave para mantener una estabilidad fiscal envidiable. En 2025, se proyecta un crecimiento del PIB del 2.2%, respaldado por una inversión sostenida en educación y tecnología.
Además, Chile ha sido pionero en la transición hacia energías renovables. Con una geografía que abarca desde el árido Desierto de Atacama hasta los glaciares patagónicos, el país ha aprovechado su potencial solar y eólico, posicionándose como líder regional en sostenibilidad ambiental.
Entre 1990 y 2022, Chile incrementó su ingreso per cápita en un 162.6%, mientras que la expectativa de vida aumentó en 6.7 años. Estas cifras reflejan un compromiso firme con el desarrollo humano sostenible, respaldado por un PIB per cápita y una Renta Nacional Bruta (RNB) per cápita que se encuentran entre los más altos de la región.
Uruguay, con una puntuación de 42.48 en el Índice de Prosperidad, se distingue por su estabilidad política y económica. Ubicado en el puesto 52 del ranking global de IDH, el país ha logrado reducir la pobreza y mejorar la calidad de vida de sus ciudadanos mediante políticas sociales inclusivas. Su sistema educativo y de salud pública es considerado uno de los más avanzados de la región, lo que ha permitido altos niveles de alfabetización y una expectativa de vida superior a la media latinoamericana.
Uruguay también ha sido un pionero en la adopción de tecnologías digitales y energías limpias. Su matriz energética, compuesta en gran parte por fuentes renovables, es un ejemplo de cómo las políticas públicas pueden alinearse con los objetivos globales de sostenibilidad.
Entre 1990 y 2022, el ingreso per cápita del país aumentó un 106.7%, consolidando su posición como uno de los países más prósperos de la región. Además, su tasa de ahorro nacional bruto es una de las más altas, lo que refleja una economía sólida y resiliente.
Costa Rica, con una puntuación de 36.39 en el Índice de Prosperidad, es reconocido por su compromiso con la sostenibilidad ambiental y el desarrollo humano. En el puesto 64 del ranking mundial de IDH, el país ha invertido fuertemente en educación y salud, logrando altos niveles de alfabetización y una expectativa de vida que supera los 80 años. Además, más del 98% de su electricidad proviene de fuentes renovables, lo que lo convierte en un referente global en la lucha contra el cambio climático.
El modelo costarricense se basa en políticas inclusivas y respetuosas con el medio ambiente. Desde 1990, el ingreso per cápita del país ha aumentado un 115.8%, mientras que su sistema de bienestar social ha garantizado igualdad de oportunidades para la mayoría de sus habitantes.
Costa Rica demuestra que es posible combinar crecimiento económico con responsabilidad ambiental, respaldado por un coeficiente de Gini que indica una distribución del ingreso más equitativa que en otros países de la región.
Panamá, con una puntuación de 40.36 en el Índice de Prosperidad, ha experimentado un crecimiento económico notable en los últimos años, impulsado por su estratégico Canal y un sector servicios dinámico. Con una proyección de crecimiento del PIB del 3.5% para 2025, el país ha mejorado significativamente su infraestructura y atraído inversiones extranjeras. La digitalización de su economía y la modernización de su sistema educativo han sido pilares fundamentales para este desarrollo.
Además, Panamá ha avanzado en la promoción de energías limpias y la reducción de su huella de carbono. Su ubicación geográfica y su infraestructura logística lo convierten en un hub comercial clave para la región, lo que ha generado empleo y oportunidades para su población.
Su PIB per cápita y RNB per cápita se encuentran entre los más altos de Centroamérica, reflejando un crecimiento económico inclusivo.
A pesar de enfrentar desafíos económicos recurrentes, Argentina ha mostrado una notable resiliencia. Con una puntuación de 38.18 en el Índice de Prosperidad y un crecimiento proyectado del PIB del 2.0% para 2025, el país ha implementado reformas para estabilizar su economía y mejorar la calidad de vida de sus ciudadanos. La inversión en educación y salud ha sido prioritaria, junto con la adopción de tecnologías digitales y energías renovables.
Argentina también ha logrado avances en la inclusión social y la reducción de la pobreza, aunque persisten desigualdades regionales. Su potencial agrícola y su base industrial diversificada son activos clave para su futuro desarrollo. Sin embargo, su coeficiente de Gini sigue siendo un desafío, ya que refleja una distribución del ingreso menos equitativa en comparación con otros países de la región.
La República Dominicana, con una puntuación de 37.39 en el Índice de Prosperidad, ha experimentado un crecimiento económico notable, con una proyección del PIB del 4.6% para 2025. El turismo, las zonas francas y la inversión en infraestructura han sido los motores de este desarrollo. Además, el país ha mejorado su sistema educativo y de salud, lo que ha contribuido a una mayor inclusión social. Su tasa de pobreza ha disminuido significativamente en la última década, aunque aún enfrenta desafíos en materia de desigualdad.
Surinam, con una puntuación de 35.37 en el Índice de Prosperidad, y Guayana, con 34.57, han mostrado un crecimiento económico sostenido, impulsado por la explotación de sus recursos naturales. Con proyecciones de crecimiento del PIB del 3.0% y 4.0% respectivamente para 2025, ambos países han invertido en infraestructura y mejorado sus sistemas educativos y de salud. Sin embargo, enfrentan el desafío de diversificar sus economías para reducir la dependencia de los commodities y mejorar su coeficiente de Gini.
México, con una puntuación de 33.22 en el Índice de Prosperidad, ha invertido en infraestructura, educación y salud, aunque enfrenta desafíos en materia de seguridad y desigualdad. Perú, por su parte, con 32.53 puntos, proyecta un crecimiento del 3.2%, respaldado por una mejora en su infraestructura y un sistema educativo en expansión. Ambos países han logrado avances en la reducción de la pobreza, pero aún deben trabajar en la distribución equitativa del ingreso.
Te puede interesar: Las mejores universidades de Latinoamérica en 2025
Suscríbete a la revista y regístrate a nuestros newsletters para recibir el mejor contenido en tu buzón de entrada.