El 2022 fue un año intenso para las divisas de todo el mundo. Con la inflación golpeando y provocando una estrategia de aumento de tasas de interés en Estados Unidos, muchas monedas sufrieron para aguantar el ritmo frente al dólar. Algunas monedas de América Latina lo lograron, mientras que otras tiraron la toalla y padecieron severas caídas, que afectan a sus importaciones y al poder adquisitivo de sus ciudadanos. Fue el caso de Argentina o Colombia.
Todavía no está claro cómo evolucionará el dólar durante el nuevo año y, por ende, cómo afectará a las monedas que le rodean, por ejemplo las de América Latina. A la espera de acontecimientos, así afrontan el 2023 las principales divisas de la región (datos de Google Finance).
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Después de alcanzar su nivel más alto respecto al dólar el 16 de septiembre de 2022, cuando US$1 equivalía a RD$52.4188, el peso dominicano ha perdido algo de fuelle en los últimos meses. Así, el 2023 comenzó el año con el dólar a RD$56.25, un 7.3 % más caro en relación con el peso. Sin embargo, si abrimos la mirada para abarcar todo el 2022, la divisa dominicana comienza el nuevo curso con más fuerza que el anterior. El 1 de enero, US$1 tenía un valor de RD$57.375.
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El real brasileño vivió a comienzos de abril su momento de mayor esplendor del 2022, cuando el dólar llegó a cotizar a 4.595 reales. Apenas 3 meses más tarde, su valor había caído hasta los 5.498 reales por dólar, un 19.6 %. Desde entonces, el real se movió con estabilidad, para comenzar el 2023, a 5.288 por dólar. Sin embargo, durante los primeros días del ejercicio, la divisa ha cedido terreno.
La evolución del peso mexicano ha sido muy sólida en los últimos nueve meses. El pasado 8 de marzo, US$1 se cotizó a 21.31 pesos, mientras que la divisa norteamericana comenzó el 2023 a 19.5 pesos el dólar. Un fortalecimiento del 8.5 %, con fases especialmente positivas a principios de diciembre (US$1 = 19.14 pesos) y de mayor endeblez a mediados de julio (US$1 = 20.87 pesos).
El peso arranca el nuevo año un 5 % por encima de su valor respecto al dólar del 1 de enero de 2022. Sin embargo, la política de alza de las tasas de interés del Banco de México podría variar en los próximos meses, lo que unido al fantasma de la recesión en EE.UU. podría afectar al desempeño de su divisa.
Junto al peso argentino, el colombiano fue el que sufrió el mayor golpe durante el 2022. La moneda no pudo resistir el pulso del dólar, comenzando el 2023 a 4,848.7 cada US$1. Los primeros días del año, además, no invitan al optimismo, aumentando el tipo de cambio hasta los 4,948.7 (5 de enero). Una caída del 2 % en 5 días.
El verano fue especialmente duro para el peso colombiano, que entre principios de junio y mediados de julio cayó más de un 21 %. El 7 de noviembre fijó su peor valor respecto al dólar, con 5,107 pesos. Un debilitamiento del 35.3 % en 5 meses. En el total de 2022, el peso colombiano se depreció más de un 19 % en relación al dólar.
La elevada exposición de Colombia al mercado de materias primas (especialmente petróleo), con una alta inflación a raíz de la pandemia y la guerra en Ucrania, hace que su moneda tenga una «alta sensibilidad», en palabras del economista principal del BBVA Research, Alejandro Reyes.
El peso argentino mostró una curva de decrecimiento constante durante todo el año pasado. El golpe fue especialmente sonoro. Respecto al dólar, un peso argentino valía un 72.1 % menos el 1 de enero de 2023 (US$1 = 176.73 pesos) que el 1 de enero de 2022 (US$1 = 102.69 pesos). Una tendencia que se mantiene en los primeros días del nuevo año.
El fortalecimiento del dólar se sumó a los desequilibrios macroeconómicos del país y la propia debilidad del peso, producto de una inflación del 92.4 % interanual (dato de noviembre), la escasez de divisas internacionales, las expectativas de devaluación, el déficit fiscal y la incertidumbre política.
Además, según explica la agencia EFE, Argentina aplica un fuerte control de cambios para autorizar el ingreso y egreso de dólares al tipo de cambio oficial, por lo que proliferan tipos de cambio paralelos en el mercado bursátil y el mercado negro. Las expectativas de devaluación y la debilidad que arrastra el peso argentino se reflejan en una brecha superior al 87 % entre el tipo de cambio oficial y el ‘blue’ o paralelo.
En cuanto a otras monedas de América Latina, su rendimiento ha sido diverso. El peso chileno mostró un comportamiento muy endeble en los primeros seis meses de 2022, con una caída superior al 23 % entre el 1 de enero y el 19 de julio. La subida en el precio de una materia clave para el país como el cobre explica en parte esa devaluación. En ese momento, el gobierno decidió intervenir con US$25 mil millones hasta septiembre para sofocar la situación (la caída superaba el 15 % en dos semanas). Desde entonces hasta final de año, el peso chileno recuperó su valor.
El sol peruano comenzó el año con buen tono pero le costó mantener el paso en el acelerón veraniego del dólar. Entre finales de junio y mediados de julio perdió más de un 5 % de su valor. Pese a la inestabilidad política, el final de año ha sido positivo para el sol peruano. Finalmente, su valor el 1 de enero de 2023 era un 4.9 % superior al de finales de octubre, pero un 4.7 % inferior al del 1 de enero de 2022.
Por su parte, el peso uruguayo ha salido fortalecido del 2022, iniciando el nuevo año un 10.4 % más fuerte que el 1 de enero de 2022. Fue la mayor caída del dólar en Uruguay desde hace 13 años. Los aumentos en los precios de las ‘commodities’ provocó en el país un aumento de las exportaciones, haciendo que la oferta de dólares creciera y el valor disminuyera.
Borja Santamaría
Estados Unidos sigue subiendo las tasas de interés; ¿frenará en 2023?
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