Manuel Rodríguez Porcel pasa revista a la salud logística y de transporte de RD en su camino por consolidarse como Hub Logístico de la región. Especialista senior en Transporte del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), basado en República Dominicana, habla desde su condición de especialista en los campos de gestión y financiamiento de infraestructura, y planificación de transporte urbano y logística.
Actualmente, lidera el área transversal de Diversidad e Inclusión y colidera el área de Cambio Climático en División de Transporte del BID.
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Durante los últimos años el país ha dado pasos importantes como Hub logístico del Caribe y se sitúa como un referente regional, realizando grandes inversiones en infraestructura, con un crecimiento anual promedio del 11.4 % entre 2010 y 2021.
Se ha priorizado la modernización y ampliación de los principales puertos, aeropuertos y el mejoramiento de carreteras y caminos vecinales, tejiendo una red con mayor vocación de intermodalidad. Asimismo, ha venido desarrollando un sistema de comunidad logística en los principales puertos del país (DR Trade) y potenciando el Despacho 24 horas de la carga en Aduanas.
Lo anterior adquiere mayor relevancia en cuanto al posicionamiento de República Dominicana en las cadenas globales de suministro, a través de estrategias de relocalización de grandes empresas internacionales mediante esquemas de ‘nearshoring’, aprovechando su ubicación geográfica estratégica, las eficiencias en costos de producción y facilidades logísticas, que para el caso de RD están en constante evolución.
Según datos del Ministerio de Industria, Comercio y Mipymes el flujo comercial entre República Dominicana y Estados Unidos ha aumentado en un 22 % desde 2019 hasta 2021, un alza en más de 100 mil contenedores, lo que se traduce en US$17.2 billones sólo para 2021. De modo complementario, el 2022 supuso un nuevo impulso para el sector zonas francas, por la cantidad de parques industriales, empresas y empleos creados. El valor de las exportaciones ascendió a los US$7,767 millones, para un crecimiento del 8.18 %.
Este proceso se ha venido consolidando en el país con importantes esfuerzos público-privados.
La logística de carga ha experimentado un crecimiento significativo por las inversiones en infraestructura y la implementación de políticas que favorecen el comercio y la logística. Esto se puede evidenciar en el Logistic Performance Index del Banco Mundial, donde el país pasó de la posición 96 con un puntaje de 2.38 en 2007, a la posición 87 con un puntaje de 2.66 en 2018 (medición más reciente).
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Las perspectivas a futuro son más que alentadoras. Para continuar esta senda de crecimiento, se recomienda focalizar esfuerzos en desafíos como fortalecer la coordinación y planificación entre los diferentes actores locales; contar con más personal cualificado para actividades que generan valor agregado a la carga; romper los regímenes oligopólicos que generan falta de competencia y altos costos; impulsar el cambio tecnológico hacia flotas eléctricas de carga; e incentivar mayor inversión en tecnología para la digitalización de procesos y trazabilidad de las cadenas de suministro.
Durante la pandemia algunos fletes marítimos tuvieron incrementos considerables. Por ejemplo, entre China y República Dominicana, llegaron a tener costos de hasta un 500 % con respecto al promedio de 2019. Estas altas tarifas han iniciado un camino de retroceso a lo que parece ser su normalización, entre otros porque existe una mayor oferta de contenedores y buques, unida a las previsiones de recesión internacional.
En este contexto, el país está bien posicionado, pues su estrategia de ‘nearshoring’ responde a ser más resiliente ante estos choques externos extremos.
Del mismo modo, República Dominicana tiene una oportunidad de complementar y expandir el notable crecimiento del sistema portuario de la región sur, sabiendo que los puertos de DP World-Caucedo y Haina ubicados en el sur concentran cerca del 54 % del tráfico total nacional.
Resulta estratégico habilitar nuevas infraestructuras y servicios logísticos en la región noroeste, diversificando la oferta y servicios en un nuevo conglomerado del Sistema Logístico Nacional, donde se concentra el mayor potencial productivo nacional y donde se prevé una expansión de nuevos polos industriales y Zonas Francas. Es el caso de la nueva terminal de Manzanillo, que cuenta con el apoyo financiero del BID.
Otra de las tendencias que se observan es la integración vertical de las navieras y grandes empresas logísticas en torno a los servicios marítimos, portuarios, entrega y despacho, almacenamiento y trasporte final. Si bien esto puede proveer grandes beneficios en materia de simplificación y coordinación de procesos, es importante asegurar que sea compatible con mantener los principios de competencia en el sector, que no dificulten a República Dominicana la atracción de inversión.
Con los acuerdos de cielos abiertos iniciados en 2005 el movimiento anual de pasajeros pasó de 8.3 millones a 14.4 millones en 2019. Con la pandemia, en 2020 el volumen fue de 5.4 millones, pero ya en 2022 el transporte aéreo de pasajeros superó en un 16 % los niveles de 2019.
Por su parte, el transporte aéreo de mercancías ha venido tomando mayor protagonismo en la balanza comercial. Según datos de la Organización de Aviación Civil Internacional (OACI) en 2021, más de dos tercios de la carga aérea en RD fueron de exportación.
Estas cifras son el reflejo de políticas e incentivos que han permitido que en la actualidad el tráfico aéreo de la RD sea el más alto de todo el Caribe, situación que se estima se conserve en el tiempo, implicando necesidades de inversión estimadas en aproximadamente US$730 mil millones.
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Para seguir impulsando este sector, es importante actuar sobre dos determinantes esenciales como son mejoras puntuales en la infraestructura y aspectos de regulación. En el primer caso, es necesario avanzar en la modernización para dar mejores servicios en términos de manejo de mercancías; mientras para el segundo caso, es importante actualizar algunas regulaciones, especialmente la separación de funciones entre entidades, mejoras en el control y mayor flexibilidad para algunas operaciones, creando incentivos para el fomento de aerolíneas nacionales.
Lo anterior, deberá alinearse con la política de estado de implementar un sector de aviación más sostenible con medidas de mitigación y adaptación al cambio climático.
Durante los últimos años RD ha ocupado el cuarto lugar entre los países de Latinoamérica con mejor calidad de infraestructura vial. Sin embargo, presenta retos en términos de conectividad de las zonas más apartadas, en donde el acceso se hace a través de caminos vecinales, muchos de los cuales no presentan un adecuado mantenimiento y son altamente vulnerables a los eventos climáticos. A su vez, en términos de servicios de transporte el tema es más complejo.
El transporte automotor de carga es el eje central del movimiento de mercancías al interior del país, pero este se desarrolla a través de un esquema soportado en gremios sindicales, con efectos desfavorables como la atomización empresarial, la sobreoferta vehicular, la obsolescencia de la flota transportadora y la baja eficiencia operativa. Como consecuencia, no existe competencia, haciendo que los costos de transporte de carga sean de los más altos de la región, con una tarifa media por carretera de US$0.14 por cada kilómetro.
Este subsector requiere de formalización, incentivos hacia la renovación vehicular con tecnologías de menores emisiones y fomento a la competencia. Del mismo modo, restricciones de acceso a las grandes urbes y trazabilidad de sus operaciones, con el fin de reformular las operaciones de logística urbana y así reducir la congestión y los siniestros de tránsito.
Una muestra del avance que se está dando en el sector para contribuir su desarrollo como Hub Logístico es la Resolución 003-2021, que crea el Corredor Logístico de Haina, planteando las primeras normativas sobre las vialidades de acceso al Puerto de Haina (HIT) que permitan una movilidad ordenada, con mayor seguridad y agilidad.
Con respecto al transporte de pasajeros, se vienen haciendo esfuerzos importantes en ofrecer servicios integrados de transporte público. Sin embargo, aún una porción cercana al 30 % de los viajes diarios en las ciudades se realiza en servicios públicos informales, basados en vehículos de baja capacidad y cuyos niveles de seguridad son muy bajos. Al tiempo, el parque vehicular (autos y motocicletas) sigue aumentando entorno al 5 % y el 6% anual.
Para lograr mejoras efectivas es necesario cubrir vacíos en términos de regulación y fiscalización. La formalización empresarial de nuevos operadores de transporte de pasajeros es el primer paso, priorizando el transporte público y modos no motorizados en detrimento del vehículo particular.
Se espera que la consolidación del Hub Logístico de RD traiga una mayor dinámica comercial y nuevas oportunidades de negocio, que impulsen la competitividad. Para esto, el papel del Estado será esencial para regular y hacer más competitivo el mercado, y también el del sector privado como motor de innovación y de eficiencia.
República Dominicana cuenta con varias ventajas competitivas como su ubicación geográfica, una inversión sostenida en infraestructura y la generación de convenios y acuerdos comerciales con varios países y regiones.
También existe un amplio espectro de oportunidades de mejora para fortalecer los sistemas logísticos del país. Destacaría la digitalización de las cadenas de valor y simplificación de los procesos de facilitación comercial; la mejora los servicios logísticos y de valor agregado a la carga en zonas francas; la adaptación y mitigación a los efectos del cambio climático; el aprovechamiento del potencial que tiene el país para posicionarse como un punto estratégico para el ‘nearshoring’; y la implementación de estrategias que permitan al país por su condición de insularidad una mayor integración regional con sus principales socios comerciales del continente americano y europeo.
Miguel Vega
Jhael Isa (FITRAM). Transformando la movilidad vial para la RD del presente y futuro
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