El Banco Mundial (BM) ha publicado su informe de Perspectivas Económicas Mundiales, revelando que la economía de Latinoamérica y el Caribe experimentó un crecimiento del 2,2 % en 2024, superando las expectativas iniciales a pesar de una disminución en el consumo. Para 2025, se proyecta una expansión del Producto Interno Bruto (PIB) del 2,5 %, aunque esta cifra está por debajo de las estimaciones anteriores.
Aunque el crecimiento de 2024 fue menor de lo esperado, la economía regional mostró una desaceleración desde el 2,3 % registrado en 2023 y el 4 % de 2022. En 2024, Guyana y República Dominicana lideraron el crecimiento con tasas del 43% y 5,1%, respectivamente. En contraste, Haití experimentó una contracción del -4,2 %.
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El Banco Mundial observó que las tasas de interés disminuyeron en gran parte de la región, aunque se mantuvieron altas en Brasil y México. La desaceleración de la demanda china afectó las exportaciones, mientras que Argentina vio un aumento en su superávit comercial debido a la reducción de importaciones.
En octubre de 2024 se proyectaba un crecimiento del 1,9 % para 2024 y del 2,6 % para 2025. En junio, el informe global del BM preveía una desaceleración del 2, 2% en 2023 al 1,8 % en 2024, con un repunte al 2,7 % en 2025. Sin embargo, en su informe más reciente, el Banco Mundial estima un crecimiento del 2,6 % para 2026.
Brasil mostró un desempeño sólido con un crecimiento del 3,2% en 2024, mientras que México experimentó una marcada desaceleración, pasando de un crecimiento del 3,3 % en 2023 al 1,7 % en 2024. Argentina, por su parte, comenzó a recuperarse en el segundo semestre de 2024, respaldada por ingresos de la agricultura y la minería. Sin embargo, la inflación persistente y el aumento de los precios de los alimentos limitaron su crecimiento, resultando en una desaceleración del -2,8%.
Para 2025, el desempeño económico de la región dependerá de factores internos e internacionales, con un papel moderado de los precios de los productos básicos y la demanda mundial. Los precios de los productos básicos respaldarán las exportaciones, aunque el crecimiento de China podría limitar la demanda de estos productos.
En el Caribe, se espera un crecimiento del 4,9 % en 2025 y del 5,7 % en 2026, impulsado por la expansión del sector petrolero de Guyana. Excluyendo a Guyana, el crecimiento medio anual proyectado para 2025 y 2026 será del 3,8 %, fundamentado en los flujos constantes de remesas y el turismo.
Brasil, la mayor economía del continente, se desacelerará en 2025 con un crecimiento del 2,2 %, debido a políticas monetarias restrictivas y un apoyo fiscal escaso. México continuará su desaceleración con un crecimiento del 1,5 %, limitado por políticas monetarias restrictivas y la consolidación fiscal.
Argentina dejará atrás dos años de recesión para crecer un 5 % en 2025 y un 4,7 % en 2026. Chile se desacelerará del 2,4 % en 2024 al 2,2 % en 2025, respaldado por las exportaciones de energía verde. Colombia pasará de crecer un 1,7 % en 2024 a un 3 % en 2025, respaldado por la recuperación del consumo y la inversión privada. Perú crecerá un 2,5 % en 2025, gracias a las inversiones en minería.
Guyana y República Dominicana seguirán siendo las economías de mejor desempeño en 2025, con crecimientos del 12,3 % y 4,7 %, respectivamente. Haití, saliendo de la recesión, crecerá solo un 0,5 %, el desempeño más flojo en la región.
Entre los principales riesgos para la economía de Latinoamérica y el Caribe en 2025, el Banco Mundial destaca la inestabilidad fiscal, la persistencia de la inflación básica y el endurecimiento de las políticas monetarias. El escaso crecimiento de China podría reducir la demanda de productos básicos, especialmente en Chile y Perú.
Las restricciones comerciales del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC) podrían reducir las exportaciones, mientras que políticas migratorias más estrictas podrían disminuir las remesas. Además, el cambio climático, especialmente las sequías inducidas por La Niña, sigue siendo una amenaza significativa para la agricultura y la infraestructura en zonas vulnerables.
Según el Departamento de Asuntos Económicos y Sociales de las Naciones Unidas (DESA), el crecimiento del PIB de América Latina y el Caribe se acelerará en 2025, pasando de una estimación del 1,9 % en 2024 al 2,5 % en 2025. Este crecimiento se debe a una combinación de factores, incluyendo la mejora del consumo privado y el mayor crecimiento de las exportaciones. Sin embargo, existen importantes riesgos a la baja.
En 2026, la economía de Latinoamérica y el Caribe crecerá un 2,3 %. La economía de Sudamérica crecerá un 2,6 % en 2025 (1,7 % en 2024), la de México y Centroamérica un 1,9 % (2 % en 2024) y la del Caribe un 6,1 % (9,4 % en 2024).
Finalmente, se prevé que las economías de mercados emergentes y en desarrollo entren en el segundo cuarto del siglo XXI con ingresos per cápita en una trayectoria que implica una débil convergencia hacia los niveles de las economías avanzadas.
La mayoría de los países de bajos ingresos no están en camino de alcanzar el estatus de ingresos medianos para el 2050. En ese contexto, son necesarias acciones de política económica a nivel global y nacional para fomentar un entorno externo más favorable, mejorar la estabilidad macroeconómica, reducir las restricciones estructurales, abordar los efectos del cambio climático y, de esta manera, acelerar el crecimiento y desarrollo a largo plazo.
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